Cinco criterios para construir un equipo

Reorganizaciones obsesivas

Las empresas suelen utilizar el mes de agosto para tomar algunas decisiones antes de encarar el nuevo curso escolar. El verano sigue siendo ese momento idóneo para hacer parón y cuenta nueva, como sucedía en el ámbito académico. Y es en este periodo estival dónde muchas empresas y equipos realizan reorganizaciones, cambios de organigramas y la composición de nuevos equipos.

En realidad, en la mayoría de los casos, estas reorganizaciones son movimientos más de cara a la galería. Y resultan poco efectivos a la hora de resolver los verdaderos problemas que existen dentro de las organizaciones. Es un ejercicio típico de política interna, con poca o nula efectividad, debido a que se oculta el verdadero problema: la existencia de personas poco o nada adecuadas para los equipos.

¿Y sí hacemos caso a los All Black?

Los mejores equipos suelen mostrar una muy escasa tolerancia al comportamiento de las personas inadecuadas o de las manzanas podridas. Son tipos que se caracterizan por ser vagos, defensores del mínimo esfuerzo, o negativos con una energía que contagia al resto, o simplemente incompetentes por su baja capacidad para desempeñar su trabajo.

Pues bien, el equipo de rugby de los All Blacks de Nueva Zelanda, tiene una sencilla regla para librarse de este tipo de individuos: “gilipollas fuera”. Una norma muy básica, y supongo que por eso les funciona tan bien.

¿Cómo detectar las personas adecuadas?

Por contraposición, vamos a ser políticamente correctos. Hablaremos de buscar las personas adecuadas que deben existir en nuestros equipos y empresas. Estas son las cinco características fundamentales de este tipo de personas:

  • Comparten los valores esenciales del equipo o la empresa. Aquí la clave radica en saber qué valores son los que caracterizan a un equipo, y que esos valores sean reales. Es decir, que se pongan en práctica cada día en situaciones reales.
  • No necesitan ser estrechamente dirigidas, ni ser motivadas continuamente. Porque la labor de un líder no está en motivar a su equipo, ni en ordenar que se tiene que hacer. Sino en crear las condiciones para que el equipo de lo mejor de sí mismo.
  • Consideran que no tienen un “trabajo” y esperan a que llegue la hora de salida para dejar caer el boli. Se sienten responsables del trabajo que realizan, y son coherentes con las acciones que exige la realización de su cometido, cumpliendo con sus obligaciones.
  • Sienten pasión por el trabajo que realizan, y se sienten comprometidos con el equipo o la empresa. Entramos en el terreno de la utopía, pero como “las meigas, haberlas haylas”.
  • Muestran una madurez emocional, al saber regular sus emociones y conectar con el resto del equipo entendiendo las emociones de sus compañeros.

Encontrar personas adecuadas es una de la claves para conseguir un equipo. Y más allá de las cualidades técnicas que se sobreentiende debe poseer para el desempeño de su labor, juega especial relevancia los aspectos que tienen que ver con el carácter de las personas y su capacidad para conectar con el resto del equipo.

“Dime con quién andas, y te diré quién eres” (Refrán español)