TRES CUALIDADES QUE NO ESPERAS ENCONTRAR EN UN LÍDER

El líder superhéroe…

Hace unos años, escribía un artículo para la revista Tactical Room, sobre cuáles eran los atributos que debía tener un líder. La premisa principal sobre la que descansaba el ensayo era la de «desmitificar la idea del líder superhéroe”. Y ponía el ejemplo de varios deportistas que habían encarnado el rol de líder, sin tener las competencias asociadas al supuesto liderazgo. Por ejemplo, no eran comunicadores elocuentes ni hacían discursos perfectos; preferían no llamar la atención y cedían el protagonismo al equipo; no eran ángeles, y jugaban al límite de las reglas; incluso, a veces, hacían cosas disgregadoras como provocar el conflicto.

 

Porque cuando pensamos en el liderazgo, podemos caer en el error de pensar que un líder debe ser alguien especial y cumplir con una serie de requisitos que lo capacitan para liderar a otras personas. Por ejemplo, ser una persona atractiva de gran fuerza, con habilidad y sabiduría, carismática, diplomática, serena, comunicador elocuente, firme y duro pero magnánimo, respetuoso con la autoridad, orientado a objetivos y que se rige bajo unos principios o valores. Pero ¿cuántas personas conoces en tu ámbito más próximo que cumplan todas estas características?

 

Un líder es un inconformista

Al leer todas estas cualidades, uno tiene la sensación de encontrarse ante una especie de superhéroe cuando piensa en un líder. Sí ponemos el listón de atributos tan increíblemente alto corremos el riesgo de idealizar el concepto. Y claro, cuando miramos a nuestro alrededor encontramos muy pocas personas que encarnen todas esas virtudes. Lo cual nos genera frustración y pensamos que el liderazgo es una utopía o algo muy alejado de nuestra realidad cotidiana.

 

Pero recordemos la definición de líder según la RAE: “Persona que dirige o conduce un partido político, un grupo social u otra colectividad.” Un líder, por tanto, es una persona que crea seguidores. Sí no tuviera seguidores, no sería un líder. Y, generalmente, la persona que tiene seguidores es porque tiene algo que decir. Y “eso” que dice y hace les gusta a otras personas o están de acuerdo y, en consecuencia, comienzan a seguirle. Ahí nace el líder, cuando ve una situación que no le gusta y considera que las cosas se pueden hacer de otro modo. Porque está cansado o no está de acuerdo con lo qué se está haciendo o en cómo se están haciendo las cosas.

 

Inicia y marca el camino hacia dónde ir

La misión principal del líder es marcar el camino. En su cabeza surge una idea de cómo tienen que ser las cosas y la ejecuta, generalmente, sin miramientos. De hecho, el líder es un transgresor, alguien que está harto de que las cosas se estén haciendo de un modo determinado. Y decide cambiar, retando al estatus quo imperante, ya sea en la empresa, en un equipo o en la sociedad en general. De hecho, el líder emergente se crea enemigos, los que no quieren cambiar las cosas, los que defienden que las cosas siempre se han hecho así, los que tienen miedo al cambio.

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Pero, esa nueva forma de ver el mundo y de hacer las cosas, no es sólo suya. También hay otras personas descontentas con el estatus actual, que piensan lo mismo que él. Y aunque no tienen la valentía suficiente para enarbolar la bandera, deciden seguir a esa persona que quiere hacer las cosas de otra manera. Y ahí aparece el líder y sus seguidores. Ahora, piensa en qué características tienen personas que ponen en tela de juicio el modelo, el sistema, el estatus quo. Son valientes, tozudas, tenaces, contestatarias, perseverantes, solitarios, transgresores, locos, egoístas, desobedientes, seguras de si mismas… Quizá, atributos alejados de ese listado inicial que exponía al inicio de este post.

 

Las sombras de un líder

De todas estas características convendría pararse en algunas de ellas, aunque generen cierta polémica: egoísta, desobediente y contestataria. Podríamos catalogarlas como las «sombras» de un líder, y aunque puedan ser señaladas como algo negativo, en realidad son necesarias para el ejercicio del liderazgo.

 

  • Egoísta. Pese a ser una palabra con muy mala prensa, el egoísmo es algo innato del ser humano. De hecho, desde el punto de vista de la supervivencia, y no olvidemos que esta es nuestra principal motivación (Pirámide de las Necesidades de Maslow), sólo sobrevive el egoísta. El líder es una persona que fundamentalmente mira por su idea y va a su aire.

 

  • Desobediente. Un líder es una persona que pone en tela de juicio las normas, las reglas y el estatus quo establecido, para llegar al lugar que desea. No busca el reconocimiento implícito que otorga el obedecer a alguien. Son personas que se saltan las reglas para avanzar y alcanzar sus objetivos.

 

  • Contestatario. Es aquel que contesta porque cuestiona lo que hay y practica el pensamiento crítico. En su acepción positiva, un líder es asertivo, y ello implica saber “decir no”. Generalmente, solemos decir si, cuando realmente queremos decir no, para no poner en riesgo sentirnos queridos. Y cuando hacemos eso, dejamos de ser coherentes con lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos. Un líder sabe decir no, cuando hay que decir no sin miedo, lo cual incrementa su autoridad.

 

 

 “Sólo es posible avanzar saltándose algunas normas.

No puedes cambiar el mundo siendo obediente.”

(Joi Ito, director del MIT Media Lab)

 

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