Un estoico haciendo coaching personal y profesional

El coaching no sólo es preguntar

En las sesiones de coaching personal y profesional, uno de los momentos que genera más pánico al coach, es cuando se queda sin preguntas. En su afán por querer cuestionar sobre pensamientos, creencias o actitudes, el coach puede quedarse bloqueado. Sin encontrar la pregunta correcta (si es que la hay). Entonces, ¿qué hacemos? Porque no todos somos como Sócrates. Obviamente, durante una sesión de coaching, no estamos continuamente preguntando. Seguramente, acabarían odiándonos, aunque en algunos casos lo consigamos. También, hay que ofrecer alguna pista para que el coachee pueda reflexionar, pensar o analizar. Y de este modo, pueda ver alguna opción o posibilidad diferente a la que contemplaba.

Ofrecer diferentes enfoques filosóficos

La filosofía, al contrario de lo que se piensa, puede ser de mucha utilidad en las sesiones de coaching personal y profesional. Entendiéndola como una disciplina que ofrezca soluciones para vivir mejor. No para teorizar sobre el bien y el mal, o acabar en circunloquios que no conducen a ningún sitio. En este sentido, uno de los enfoques más prácticos y útiles en la actualidad es recurrir a algunas de las reflexiones que nos dejaron los estoicos. Unos tipos que a diferencia de lo que nos han contado, o de la idea asociada de sufridores, también ofrecen una visión práctica para el tipo de vida actual. El estoicismo nació en una época convulsa y cambiante. Surgió como respuesta a la inestabilidad de los modelos de vida que tenían. De hecho, el estoicismo se prolongó desde sus inicios en Grecia hacia el año 300 a.C., hasta la época de los estoicos modernos (Epicteto, Séneca y Marco Aurelio) en la Roma del siglo II.

Qué lecciones nos dejaron y podemos utilizar en el coaching personal y profesional

Al igual que aquella época, la actual también se puede considerar cómo un periodo convulso:

  • Estamos temerosos y desorientados respecto al futuro. Esta es la razón principal por la cual alguien acude a un psicólogo, terapeuta o coach personal.
  • Vivimos en un periodo de caos, dónde lo nuevo se queda viejo en cuestión de meses, a veces de semanas.
  • Y tenemos una sensación de que el tiempo se nos escapa de las manos, y es necesario vivir mucho y muy deprisa.

¿Qué herramientas podemos utilizar para afrontar estas situaciones que nos desbordan?. ¿Cómo bajarse de este tren de vida y pararse a reflexionar?. ¿Podemos lograr una perspectiva más real de lo que nos pasa, sin dejarnos llevar por modas pasajeras?. Conviene reparar en al menos tres ideas que nos dejó uno de los máximos exponentes del estoicismo: Epicteto.

Examina tus impresiones

Hoy sufrimos por el qué dirán, por la imagen que ofrecemos al mundo, por los afectos de otras personas, por lo que hacen los demás, incluso por nuestras imperfecciones. Conviene pararnos a pensar y darnos cuenta que en realidad podemos hacer bastante poco por controlar todo eso. Por eso, es vital saber distinguir aquellas cosas sobre las que podemos actuar y sobre las que no. Pregúntate, ¿qué está bajo tu control y qué no?

Distingue la acción del resultado

Una de las principales causas de desasosiego actual tiene que ver con la consecución de resultados. Vivimos en una sociedad en la que se nos mide por los resultados. Sin embargo, esto no debería hacernos caer en una carrera loca por conseguir los objetivos sin reparar en el cómo. O evaluar si realmente son beneficiosos para nuestra salud. Es evidente que lo que hacemos es importante y la actitud que pongamos determinará en buena parte nuestros resultados. Ahora bien, no podemos olvidar que lo que nosotros queremos o deseamos no siempre coincide con lo que realmente sucede. Yo diría que la mayoría de las veces sucede justo lo contrario a lo que deseamos. Es necesario entender qué es lo que sucede a nuestro alrededor. Y, a partir de esos datos, lograr desarrollar una actitud personal acorde con esos acontecimientos.

No perder la calma

Otra de las mayores dificultades que se experimentan hoy en día, es la dificultad para controlar las emociones. Realmente, las emociones no se pueden controlar, lo que sí es posible es gestionarlas o regularlas. Es decir, responder con inteligencia a hechos que nos descolocan y nos sacan de nuestras casillas. A esto, los estoicos lo llamaban “ataraxia”, que podríamos traducirlo como tener “serenidad del ánimo”. Consiste en que las menos cosas posibles, eventos, personas…logren afectar nuestro estado de ánimo. Y a ello se llega desarrollando la serenidad, la templanza, la capacidad de aguante…

“Si estas atravesando el infierno, sigue caminando.” (Winston Churchill)

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