¿Cómo gestionamos la imperfección de un equipo?
La piña imperfecta.
Decía el emperador estoico, Marco Aurelio, que la sabiduría era el arte de distinguir entre lo que podemos cambiar y lo que no. Y este es uno de los grandes retos a los que se enfrenta cualquier gestor cuando toma el mando de un grupo de personas: saber que puede cambiar y que no. Porque la primera premisa que se debe tener en cuenta es la siguiente: cualquier grupo, equipo u organización es imperfecto. El reto no es liderar un equipo perfecto y convertirlo en Disneyland. Sino saber gestionar las imperfecciones existentes y hacer al equipo lo menos imperfecto posible.
Podemos encontrar múltiples ejemplos en la actualidad de equipos y organizaciones “imperfectas”. Aunque a nadie le guste mostrar los trapos sucios, éstos existen. Sí volvemos la vista al deporte, sorprende el cambio acontecido en los últimos meses en el FC Barcelona. Hace unas semanas la situación era un desastre para cualquier seguidor culé (crisis de resultados, equipo sin un plan de juego, máxima estrella más fuera que dentro…). Hoy, sin embargo, el equipo parece haber revertido la situación. Y sorprende la forma en la que el equipo celebra cada gol formando una piña, dónde todos participan en la celebración. Ahora bien, ¿se han acabado las imperfecciones? De ninguna forma, sigue siendo un equipo imperfecto. Aunque han creado lo que yo denomino “la piña imperfecta”.
Saber dónde está el equipo.
Sí queremos hacer cualquier acto de relevancia en nuestra vida, debemos conocer tres realidades. Primero, saber dónde estamos. Segundo, dónde queremos llegar. Y, tercero, cómo queremos llegar. El primer paso debe centrarse en analizar la situación de partida. En ella siempre hay cosas que se pueden cambiar y otras que no. Éstas últimas pueden ser muy negativas, sí las convertimos en protagonistas. En ese caso, viviremos permanentemente enfadados con una realidad que no es la que deseamos.
Ante lo irresoluble, lo que no se puede cambiar, tenemos que adoptar una posición de aceptación. Y, sí es posible, intentar buscar una oportunidad ante esa situación. Por ejemplo. La situación de desgobierno en el FC Barcelona en los últimos 6 meses ha impedido tomar decisiones, como la de reforzar la plantilla fichando a algún jugador. Ante la imposibilidad de fichar, el entrenador, R. Koeman, asumió la realidad y miró hacia jugadores jóvenes, dándoles la oportunidad de jugar en el primer equipo.
Priorizar: identificar lo que es importante.
Pero quizá lo más importante es qué hacemos con lo que podemos cambiar. Porque, aunque pensemos que ante determinadas situaciones no podemos hacer nada, siempre hay cosas por hacer. Y ahí es donde la acción de PRIORIZAR toma máxima relevancia para una persona que tiene la responsabilidad de gobernar una organización/equipo.
En primer lugar, es imprescindible saber priorizar. Identificar qué es lo más importante. Para ello es necesario tener un conocimiento extenso y profundo de todo lo que rodea a un equipo/organización. El entorno, las circunstancias del equipo, la estructura organizativa, las características intrínsecas de cada miembro del equipo (llamémoslo personalidad), los agentes con los que nos relacionamos. Obviamente, en el caso de una organización tan compleja como el FC Barcelona, es vital que el entrenador sepa y conozca el entorno, las circunstancias, el club, el equipo… En este caso, la experiencia vital del entrenador, que primero fue jugador e ídolo, ayuda sobremanera a entender la idiosincrasia del puesto que ocupa y de la organización y del equipo.
Tomar decisiones: aciertos y errores.
Y, en segundo lugar, tener la valentía para TOMAR DECISIONES. Hace unos días leía la siguiente conversación entre un periodista y un CEO de una gran compañía:
Periodista: ¿Cuál es el secreto de su éxito?
CEO: Dos palabras
Periodista: ¿Cuáles son?
CEO: Buenas decisiones
Periodista: ¿Y cómo toma buenas decisiones?
CEO: Una palabra
Periodista: ¿Y cuál es?
CEO: Experiencia
Periodista: ¿Y cómo consigue esa experiencia?
CEO: Dos palabras
Periodista: ¿Y cuáles son?
CEO: Malas decisiones
Probablemente en esta conversación está el secreto de lo que ha ocurrido en el equipo del FC Barcelona. Tomar decisiones hasta que das con la tecla. Es a través de ese proceso, dónde se acierta y se falla, cómo se consigue la experiencia que te lleva al éxito. Así de simple y de complicado al mismo tiempo. Porque en ese proceso el líder debe ser capaz de asumir riesgos y tener claro que va a haber situaciones en las que acierte y otras en las que va a fallar.
Saber comunicar al equipo, el primer principio de un líder.
Pero si hay algo por donde cualquier líder debe comenzar su tarea es por la COMUNICACIÓN. Podríamos definir a un buen comunicador como alguien que:
“Aprende a decir lo que hay que decir, a quién hay que decírselo, cuándo hay que decirlo, cómo hay que decirlo y dónde hay que decirlo.”
Esto es algo vital en el mundo del fútbol, dónde los miembros de un equipo valoran de especial manera cuando un entrenador va de frente. Saber comunicar tanto de puertas a fuera como dentro del vestuario es fundamental para construir la confianza dentro de un equipo. Y esto es algo que el entrenador R. Koeman ha hecho a la perfección. Sin una comunicación directa, sincera y transparente no es posible crear un entorno de confianza dentro de un equipo. Saber gestionar nuestra comunicación es un requisito ineludible sí queremos liderar y hacer equipo. Y esto es válido tanto para un equipo de fútbol como para un equipo comercial de cualquier empresa.
“Una de las reglas básicas del universo es que nada es perfecto. La perfección simplemente no existe… Sin imperfección, ni tú ni yo existiríamos.”
(Stephen Hawking)
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