Gestión de equipos: ¿Por qué hay que tener cuidado con el buen rollo?
En la gestión de equipos conseguir un grupo cohesionado es fundamental. De hecho, este es uno de los principales factores de motivación de los equipos. Sin embargo, el buen rollo puede enmascarar algunos problemas que no son fáciles de ver a simple vista.
Los equipos Disneyland
A veces, podemos encontrar equipos dónde aparentemente reina el buen rollo, y dónde parece que todo es perfecto. Son los equipos “Disneyland”. En estos equipos existe una aparente calma, ocultando una falta de confianza entre los diferentes miembros del equipo. La actitud general es de defensa y la información que transmiten es parcial, ocultando los errores. Identificar este tipo de equipos es clave en la gestión de equipos de trabajo, por lo que te contamos algunos de los rasgos que suelen tener.
La autocomplacencia
Uno de los rasgos de identidad de este tipo de equipos es la autocomplacencia. Se traduce en expresiones: “eso ya lo sabemos”, “eso ya lo hemos trabajado”, “nuestro equipo es el mejor”. La consecuencia de esto es que el aprendizaje se estanca, y cuando dejamos de aprender, dejamos de crecer.
Existencia de conversaciones pendientes
Se traduce en un miedo al conflicto. Se tapan los trapos sucios, y no existe un debate sincero sobre los problemas reales que aquejan al equipo. Cuando eso ocurre aparece lo que se denomina como “armonía artificial”. Todos saben que hay temas tabús, pero hay miedo a reconocerlos y poner encima de la mesa lo que todo el mundo sabe.
Pensamiento único
Tiene que ver con la existencia de una única línea de pensamiento, basada en el dogmatismo. Es decir, veo la realidad del equipo desde una única perspectiva, y además mantengo mi razón. No hay otra posibilidad de hacer las cosas, ni de ver el mundo desde otra perspectiva. La consecuencia es la falta de innovación y creatividad, base del progreso y del crecimiento.
Miedo al cambio
El buen ambiente puede hacer que el equipo se recree en exceso en su zona de confort. Prefiriendo mantenerse en una actitud conformista y evitando asumir riesgos. Suelen ser equipos con falta de iniciativas y con miedo a equivocarse.
Gestionar las imperfecciones
Los equipos maduros y de alto rendimiento, se caracterizan por saber gestionar sus imperfecciones, a través de cinco elementos básicos:
- Confianza para reconocer las áreas de mejora de cada miembro del equipo. Mostrar la vulnerabilidad es la base sobre la que se desarrolla la confianza del equipo.
- Humildad para estar dispuesto a decir “no sé” y seguir aprendiendo. La preparación y el aprendizaje continuo son las bases de cualquier equipo de alto rendimiento. Se traduce en hacer lo que toca, aunque no guste o apetezca.
- Flexibilidad para salir de nuestro mapa y ver la realidad desde otros ángulos, adaptándonos a otras visiones. Cuando desarrollamos esta cualidad, nos abrimos al pensamiento divergente o creativo.
- Empatía para conectar con las emociones del resto de componentes del equipo. Escuchar, entender y comprender las emociones del otro, aunque tenga otras ideas. Cuando conectamos desde aquí, podemos realizar cambios e intervenir.
- Ganas y motivación para seguir creciendo, para lograr objetivos ambiciosos. Aparece cuando existe un proyecto compartido, y el equipo se ha comprometido con su consecución.
“La gente aprende a disimular su ignorancia, lo mismo que sonríe para ocultar sus lágrimas” (Oscar Wilde)
Bon Jovi & Bruce Springsteen – Who says you can´t go home
Pensar en «equipos felices 24x7x365” es absurdo. Todos los equipos tienen imperfecciones. Y dar una imagen de buen rollo dónde nunca hay problemas, es el síntoma más claro para identificar dónde no hay EQUIPO. Si tienes cualquier consulta, no dudes en contactar con nosotros. Será un placer ayudarte a construir unas dinámicas de grupo que se ajusten a tus necesidades y a las de tu equipo y organización.