Equipos de alto rendimiento

Participación, comunicación, empatía, confianza mutua, corresponsabilidad…estas son algunas de las competencias que se identifican como claves para lograr un equipo de alto rendimiento. Obviamente, hay alguna más, pero hoy quiero pararme en estas cinco.

Sobre el papel y en la teoría parece sencillo construir este edificio. Mejorando la participación, el equipo comienza a expresar sus ideas. Al fomentar la participación, la comunicación comienza a fluir, y se comienza a hablar y a escuchar al otro. Sí el proceso es correcto, y se llega a un nivel de escucha empática, logramos la conexión con el otro. Y como por arte de magia empezamos a confiar en el otro. Entonces somos capaces de decirnos las cosas a la cara y encarar debates y situaciones conflictivas.

Los peligros de un equipo

Sin embargo, la realidad de los equipos en las empresas es bastante distinta. Y aparecen grietas en cada una de estas etapas:

  • No todos los miembros de un equipo participan en las reuniones.
  • La comunicación no es bidireccional y dista mucho de ser efectiva.
  • El nivel de escucha en la mayoría de los casos es “interesada” y rara vez se escucha para comprender al otro, sino simplemente para responder.
  • De esta forma, la empatía se convierte en una quimera y encontrar equipos dónde reine una confianza recíproca entre los miembros de un equipo es una utopía.
  • De encarar el conflicto o el debate de ideas, y de pedir responsabilidades al otro ni hablamos.

¿Dónde está el problema?, ¿podemos fomentar la participación de un equipo?, ¿es un problema de comunicación?, ¿podemos aprender a escuchar?, ¿o lo primero es trabajar la confianza recíproca?, ¿cómo lo hacemos?

Empatía y confianza

coaching de equipos legoParece que estos dos elementos son clave en el proceso de construcción de un equipo. La empatía permite conectar con el otro. Y sólo desde ahí, podemos comenzar a desarrollar la confianza, el pilar que sostiene las relaciones, los negocios, las empresas, la amistad, el amor.

La mejor receta para empatizar como destaca Stephen Covey en el quinto hábito de su libro “Los 7 Hábitos de la gente altamente efectiva” pasa por “primero comprender para ser comprendido”. Desarrollar la escucha empática significa escuchar lo que se dice y lo que no se dice, escuchar las emociones, el cuerpo, los gestos… Entrar en el mapa del otro, o entender cómo ve la realidad, y darnos cuenta que no es como la vemos nosotros.

Pero la cuestión de fondo es sí sabemos la importancia de esta cualidad, ¿qué es lo que nos impide ponerla en práctica? ¿Dónde está el verdadero problema de los equipos?

El ego destruye a los equipos

En mi opinión, el mayor enemigo de un equipo es el ego de cada miembro. El ego son nuestros gustos, preferencias, deseos y ambiciones. Ahí está la mayor traba para conseguir la empatía y la conexión con el otro. Es una lucha continua entre lo que queremos, y lo que el equipo o el otro, nos demanda. Es una lucha de preferencias, de gustos, de deseos…ahí está el problema.

Sí el ego llega a desbordar nuestra vanidad, hasta llegar a mirar sólo por nosotros y creernos por encima del resto, sin considerar al otro, se acaba la relación y por ende el equipo. Quizás la clave de los equipos y de las relaciones, para lograr la empatía pase por “rendirnos” a nuestros deseos, preferencias y gustos, y comenzar a conectar con los de los otros, siempre que exista un propósito común y que realmente nos importe.

“¿Cómo te comportarías si no vivieras bajo la influencia de tus preferencias y aversiones?” (Michael Singer)

El peligro – Revolver