Las claves de un proceso de crecimiento personal: perseverancia y paciencia
Pounding the rock, golpea la roca
Hay una cita de Jacob Riss que adorna las paredes del pabellón dónde entrenan los San Antonio Spurs, traducida en diferentes idiomas para que cada jugador la tenga continuamente presente: “Cuando nada puede ayudarme, voy a mirar a un cantero que golpea con fuerza una roca, quizá cien veces, sin que una grieta aparezca en ella. Sin embargo, al centésimo primer golpe se dividirá en dos, y sé que no fue ese golpe el que lo hizo, sino todo lo que había pasado antes.” Esta cita nos ayuda a entender cuáles son las dos claves a la hora de conseguir cualquier objetivo: la perseverancia y la paciencia. Y podemos aplicarla a los procesos de crecimiento personal, que traen asociada una profunda transformación.
Un proceso de crecimiento personal requiere insistencia y tiempo. Todos conocemos el dicho “la paciencia es la madre de la ciencia”. Sin embargo, a todos se nos olvida con demasiada frecuencia. Conviene recordar algunos ejemplos de entrenadores como Johan Cruyff (Dream Team), Luis Aragonés (La Roja) o Gregg Popovich (Spurs) que necesitaron varios años para conseguir sus primeros éxitos con sus equipos, y que luego se convertirían en grandes referencias en el mundo del deporte. Todos ellos coinciden en la misma idea: se necesita tiempo para construir un equipo y realizar un proceso de transformación.
Vivir deprisa, resultados urgentes
Hoy, sin embargo, en mundo caracterizado por la urgencia y la necesidad de obtener resultados de manera inmediata, anhelamos la deseada transformación sin vivir el proceso. Cualquier transformación (personal, profesional o empresarial) exigen abordar determinaos cambios, que provocaran ciertas incomodidades. El aprendizaje, la formación, la instauración de nuevos hábitos requieren tiempo. Tiempo que negamos, tanto a nivel personal como profesional, como ocurre en el mundo del deporte.
En el plano personal, cuando tenemos un problema o una circunstancia nos preocupa, nuestro deseo es solucionarlo con rapidez. Nos aterra tener que sufrir o pasar el duelo que requiere superar un bache o un problema. Por ejemplo, cuando nos planteamos un cambio o nos vemos obligados a cambiar, deseamos una receta mágica que nos aleje de la incomodidad.
Vivimos instalados en la prisa, la urgencia, la inmediatez… Queremos resultados ya, aquí y ahora. Al igual que no existen recetas mágicas en el mundo del deporte, en el mundo de la empresa o a nivel personal, tampoco se puede pretender cambiar las cosas de la noche a la mañana. Algunos problemas necesitan tiempo para madurarse y resolverse. Tiempo que es lo que negamos por seguir instalados en una «cultura de la inmediatez».
Necesitamos tiempo para transformarnos
El tiempo es ese juez insobornable que da y quita razones, solía decir un afamado periodista. Y suele ser el mejor aliado cuando buscamos soluciones sólidas, fiables y duraderas a nuestros problemas. El tiempo es el elemento inherente al concepto de proceso. Por eso, hablamos de procesos de transformación.
“En los procesos de crecimiento personal, la transformación no es inmediata. Se produce como consecuenca de un conjunto de cambios asociados a un período de aprendizaje, dónde nunca se debe tener prisa, sino dar tiempo al tiempo. ” |
Cuando se está aprendiendo hay que dar tiempo para que las nuevas ideas y conceptos se asienten en nosotros y nos impregnen. Y esto lo olvidamos con demasiada frecuencia porque no queremos pasar por un proceso que es doloroso: «tiempos de aprendizaje, tiempos difíciles».
Ejemplos de transformación
Sí una empresa tiene que afrontar un proceso de Transformación Digital, requiere tiempo. Tiempo para incorporar nuevos modelos de negocio, nuevos servicios o productos, nuevos procesos y formas de trabajar. Y también nuevas maneras de relacionarse con sus clientes, proveedores y por supuesto con sus trabajadores. Porque esto no va sólo de cambiar tecnología.
Sí un grupo de trabajo quiere convertirse en un equipo, requiere tiempo para incorporar determinadas competencias o habilidades. Para resolver problemas como la falta de confianza, el miedo al conflicto, la falta de compromiso, la ausencia de responsabilidad o la falta de orientación a resultados.
Y cuando una persona inicia un proceso de crecimiento personal porque desea transformarse y realizar un cambio profundo en su vida necesita tiempo para instaurar nuevos hábitos, aprender nuevos conocimientos y vivir nuevas experiencias.
“En todos los casos, la transformación, ya sea de una organización, un equipo o una persona, llega después de un largo proceso que tiene 4 fases. Aprendizaje, corrección, adaptación y modificación, como sucede en cualquier equipo deportivo.» |
Los resultados son una consecuencia del proceso. Sucede en todos los ámbitos de la vida, el elemento diferencial es el tiempo: el tiempo esculpe cualquier piedra. La pregunta es: ¿tenemos suficiente tiempo y paciencia para lograr dicha transformación?
“La mayor causa de los fracasos es querer adelantar los éxitos. Los éxitos llegan cuando han de llegar, no antes.” (José Luis Martínez)
Si quieres abordar un proceso de transformación o crecimiento personal, no dudes en contratar nuestros servicios de personal coaching.