Motivadores, ¿vendedores de humo?
Hay dos enfoques a la hora de hablar de motivación. Uno es hacerlo a través de discursos motivadores, utilizando frases, videos o cualquier referencia que sea capaz de tocarnos la fibra y activar algo en nuestro interior. Y otro, más profundo es descubrir cómo funciona la motivación.
El primero suele ser el más utilizado por las empresas que quieren «motivar» a sus empleados, buscando activar su compromiso. El segundo permite encontrar los estímulos que nos lleve a la acción y que ésta se mantenga en el tiempo.
En mi opinión, el primer enfoque suele ser cortoplacista y de dudosa efectividad. Para una persona que vive en la desmotivación, activar su energía a través de eslóganes baratos tipo twitter, puede resultar contraproducente y a largo plazo un pérdida de tiempo.
Sí queremos trabajar la motivación de una persona o un equipo, de forma seria y duradera, es imprescindible tomar el segundo enfoque. Para ello es necesario tener en cuenta varios aspectos:
- Las diferentes teorías sobre la motivación
- Los factores motivadores extrínsecos e intrínsecos
- La naturaleza compleja de las personas: su carácter, su temperamento, sus valores, sus fortalezas, sus creencias, su disposición al cambio, etc.
Desarrollar esto nos daría para un manual o para varios libros. Pero sí tuviera que empezar por algún sitio, explicaría cinco ideas “fuerza”, basadas en mi experiencia personal. Ideas que me han hecho pasar de la más absoluta desmotivación a vivir ilusionado y apasionado con lo que hago actualmente.
Primera idea fuerza sobre la motivación
«La motivación es algo intrínseco a cada persona. Es una energía que nace en el interior de cada persona. Surge cuando se han tocado determinados “mecanismos internos” que hacen que se active.» |
Como dice Daniel H. Pink, “toda motivación es automotivación”. Por eso, no existe una fórmula concreta, ni un lenguaje determinado, ni un decálogo de acciones que sirva para activar la motivación en general.
Cada persona tendrá su receta, su lenguaje y creará su propio decálogo, y lo hará cuando haya descubierto qué “mecanismos internos” hacen activar su motivación.
Segunda idea fuerza
«Sí la clave está en identificar esos «mecanismos internos»: Todo proceso de motivación comenzará por una búsqueda interna. Lo que conocemos como “desarrollo personal” o “autoconocimiento”.» |
Técnicamente, en Inteligencia Emocional, lo denominamos “proceso de mejora de nuestra inteligencia intrapersonal”, que abarcaría varias etapas: autoconocimiento, autorregulación emocional, automotivación y auto-liderazgo.
Quizás la parte fundamental, y la clave de todo el proceso sea la primera, el autoconocimiento: conocer quiénes somos, identificar nuestras fortalezas, nuestros valores, lo que hacemos bien, lo que nos gusta, nuestra aportación de valor. En resumen, lo que nos conecta con lo mejor de nosotros.
Esta es la parte más difícil, y probablemente la que nos llevará más tiempo. Todo se complica, porque cuando estamos desmotivados, deseamos descubrir nuestra motivación lo más rápido posible. Y cuando eso no sucede, nos mata la ansiedad. Suele ocurrir que en un periodo de desmotivación profunda, no sabemos ni qué es lo que hacemos bien, ni siquiera somos capaces de explicar lo que nos gusta, o nos conecta…
Sólo nos boicoteamos pensando “qué es lo que voy a hacer, sí sólo se hacer esto”, “cómo voy a cambiar ahora”, “dónde voy a ir que valga más”… Queremos encontrar eso que ansiamos fuera de nosotros. Y esperamos que alguien nos de la solución, nos diga la receta mágica, como el paciente que le pide al doctor la medicina que le quite el dolor.
La solución a esta situación es “hacer” por encontrar la solución.
Tercera idea fuerza
«Hacer lo que nos resuena internamente. Hacer aquello que nos haga vibrar o lo que sintamos que nos gusta, aunque no lo hayamos hecho nunca.» |
Haciendo descubrimos cosas, personas, enlazamos con áreas desconocidas, que ni siquiera sabemos que existen… Entonces comienza un viaje que no sabes adónde te llevará. Pero en algún lugar encontrarás algo que te empiece a apasionar, algo que te conectará con lo mejor de ti. Y entonces habrás encontrado tu motivación. Ese camino lo habrás hecho tú solo, aunque hayas estado acompañado por muchas personas, que te habrán ayudado a ir encontrando tu sitio, tu lugar.
Cuarta idea fuerza
«Aflojar la presión interna, dejar que las cosas fluyan, aceptar los tiempos y lo que la vida te va monstrando.
Permitir no entender por qué suceden las cosas, es el paso clave.» |
Es curioso, porque cuando más agobiados estamos por algo, es cuando más ansiedad tenemos. Y más prisas nos entran por resolver las cosas. Este es un error que todos cometemos. Las prisas nunca fueron buenas consejeras, las prisas son una forma de miedo. Quizás esta paciencia sea la prueba de fuego, es algo parecido a lo que decía mi abuela: “vísteme despacio que tengo prisa”.
Quinta idea fuerza
En mi opinión, probablemente sea la más importante, porque es la base sobre la que construimos todo el edificio de la motivación y de nuestra vida. Y seguramente generará controversia entre los que se dedican a motivar a la gente a través de discursos encendidos o emotivos.
«El lenguaje de la motivación se construye con palabras como trabajo, constancia, esfuerzo, perseverancia, paciencia, sacrificios… |
Vivimos en una sociedad anestesiada, que huye del dolor. Que prefiere el remedio antes que descubrir la causa que provoca el dolor. Necesitamos una solución rápida, una receta mágica… y preferimos escuchar otro tipo de lenguaje:
- “Sí quieres puedes”
- “Todo es posible”
- “Sueña con lo imposible”
- “Sonríe”
- “Ama al mundo”
- “Da las gracias al universo”
- “Crea afirmaciones”
- “Abraza a la naturaleza”
- “Fluye con la vida”
- “Apasionate con lo que haces”…
«Sin embargo, en la vida no hay atajos. Nadie va a solucionar nuestros problemas, nuestros miedos, nuestras dudas. Y en la motivación tampoco hay atajos. La solución exige trabajo, apertura de mente, abrirse a nuevas posibilidades, y confiar y tener fe. Porque él único que puede encontrar tu motivación eres tú.» |
«Justo debajo de la piedra que te hizo tropezar, es donde hallarás tú mayor tesoro.» (John Campbel)