La transformación como propósito en la gestión de equipos

Los equipos necesitan transformarse para ser competitivos

A finales de los 80, el mundo del fútbol vivió una gran revolución táctica. El Milán de Sacchi y el Barça de Cruyff comenzaron a jugar bajo dos sistemas de juego que revolucionaron el fútbol europeo. La defensa en zona, la presión adelantada y la ocupación de espacios fueron las señas de identidad del equipo rossonero. Mientras que el juego de posesión, las triangulaciones de pases y la presión sobre el rival, que caracterizan a la escuela holandesa impregnaron la filosofía de juego del equipo blaugrana. Esta “transformación futbolística” no sólo tuvo una influencia en los aspectos tácticos, sino que también tuvo una influencia directa en determinados aspectos relacionados con la gestión de equipos.

Cuando Sacchi llegó al A.C. Milán con su nueva propuesta futbolística, incorporó conceptos nuevos, como “inteligencia colectiva”. Un término que por aquella época comenzaba a sonar con fuerza asociado al concepto de Inteligencia Emocional de Daniel Goleman o Martin Seligman. Mientras que Cruyff en el F.C. Barcelona, tuvo que elegir, seleccionar, moldear y transformar a aquellos jugadores que posteriormente formarían el Dream Team. Buscaba la flexibilidad y la adaptabilidad a diferentes posiciones de cada jugador. En resumen, en ambos casos, no sólo se produjo una transformación táctica sino también de la gestión del equipo, y de las personas. Esa transformación global fue la que les llevó a ser los equipos más competitivos y lograr más éxitos a finales de los 80 y principios de los 90.

Tech 4.0, algo más que una transformación tecnológica

Hoy en día, cualquier empresa, grande o pequeña, tiene que hacer frente a las diferentes novedades tecnológicas que inundan el mercado, y que se engloban con el término Tech 4.0. El Internet de las cosas (IoT), la Inteligencia Artificial (I.A.), el Big Data, la robotización, la automatización o la realidad virtual/realidad aumentada son conceptos que conforman una nueva realidad que transforma el panorama de nuestras empresas y la realidad cotidiana de cualquiera persona.

Esta Cuarta Revolución Industrial, más allá de la transformación tecnológica que implica, exige una transformación y adaptación de otros aspectos no estrictamente técnicos: nuevas formas de organización, nuevos modelos de gestión, de ventas, nuevos aprendizajes de conceptos y en último término una nueva forma de trabajar de las personas y de los equipos.

Algo similar a lo que ocurrió en el mundo del fútbol a finales del siglo pasado, y que tiene un denominador común. Porque cualquier proceso de transformación que se aplique a empresas, tiene su reflejo en la forma de trabajar de los equipos, y en última instancia a personas. Por lo tanto, es necesario iniciar un proceso de transformación paralelo centrado en los equipos y en las personas.

Para una adecuada gestión de equipos se debe promover el cambio

Cuando las personas escuchamos la palabra transformación o cambio, no nos sienta bien. El lenguaje crea realidades, y hay palabras que nos provocan indigestión, y cierta sensación de preocupación y desasosiego. Da igual que intentemos justificar la necesidad de los cambios o sus beneficios para poder crecer y desarrollarnos. Nuestro instinto de conservación y supervivencia es más fuerte, y lo rechaza. Necesitamos vivir en la certeza de un ambiente tranquilo, controlado, conocido y sin cambios. Aunque la propia naturaleza de las personas y de la vida sea el cambio, la transformación o la no permanencia.

Sin embargo, las personas y equipos líderes se caracterizan por ser agentes del cambio. Es decir, muestran una actitud proactiva ante el cambio. Las personas y equipos transformadores son aquellos que no sólo perciben las oportunidades que traen los cambios, sino que deciden ser los que modifican la realidad. Se caracterizan por ser capaces de producir cambios sustantivos, y lo hacen a través de la visión, la estrategia, la cultura organizativa y la innovación.

Creatividad e innovación, la base de la transformación

La transformación es un proceso que tiene tres componentes: el propósito, los cambios necesarios para alcanzarlo y las acciones que se ejecutan dentro de un plan de acción. Sin embargo, cuando planteamos los cambios y queremos ejecutarlos a través de acciones concretas, nos damos de bruces con un elemento que invariablemente frena cualquier posibilidad de cambio: los hábitos adquiridos.

Cualquier transformación exige la adopción de nuevos hábitos, que nos ayuden a lograr los objetivos que nos propongamos para llegar a la situación deseada. Y para ello, es necesario hacer pequeños cambios, realizar acciones diferentes. En suma, un proceso de transformación requiere desarrollar la creatividad y la innovación. La creatividad consiste en pensar de una manera diferente y generar nuevas ideas, mientras que la innovación es un proceso de cambio drástico que sucede en un periodo muy breve de tiempo y que genera resultados espectaculares.

En suma, si queremos que nuestras empresas y equipos sean competitivos, necesitamos entender que la transformación es un propósito o fin en si mismo. Es decir, algo necesario e imprescindible para el desarrollo y el crecimiento. Y la forma de hacerlo es fomentando la creatividad e innovación dentro de los equipos.

«Nunca hay que olvidar que las empresas la componen personas» (Stephen Covey).

Viva la Vida – Coldplay

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