¿Por qué Tony Soprano no era un líder?
«No pagaré, se demasiado de extorsión»
Esta es una de las frases más famosas del protagonista de Los Soprano, Tony Soprano. Un mafioso afincado en New Jersey, que dirige su propia organización criminal. La frase denota una de las principales características que debe poseer un líder. Tener un conocimiento exhaustivo y profundo sobre la actividad a la que se dedica. Y en ese sentido, Tony era un maestro en el arte de la extorsión, la violencia y alcanzar sus objetivos a través de la intimidación y la fuerza bruta.
Ese conocimiento “técnico” extenso sobre la actividad que realizamos, nos permite saber de qué estamos hablando. Es decir, nos da la capacidad de ser escuchados por lo que sabemos, por nuestra maestría. Y esto genera respeto. Sí sabemos de lo que estamos hablando, nos van a respetar. Esta es una cualidad imprescindible para ser un líder. Pero ¿qué más se necesita para ser un líder? O ¿por qué Tony Soprano no era un líder?
Sí un líder dice «Me da igual que me tengan miedo…» no es un líder
Otra frase mítica de Tony Soprano era esta: “Me da igual que me tengan miedo. ¡Dirijo un negocio, no un puto concurso de popularidad!” Tenía muy claro cuál era su misión en la vida: dirigir su propio negocio. Y para ello no le importaba recurrir al miedo y la violencia. Claro, este tipo de dirección, gestión por miedo, permite alcanzar objetivos. Tan sólo hace falta darse un paseo por algunas empresas y organizaciones para darnos cuenta que el castigo y el miedo forman parte del modus operandi de muchos directivos y jefes. Cuando recurrimos a este tipo de gestión, olvidamos el segundo pilar que debe estar presente en un líder. Lo que denominamos softskills o competencias blandas.
Un conjunto de habilidades que nos permiten comunicar, negociar, empatizar, escuchar, colaborar, etc… Y que obviamente exigen esfuerzo y repetición para poder integrarlas en nuestros comportamientos diarios y convertirlas en hábitos. Porque cuando nos relacionamos con otras personas, sí no queremos dirigir sólamente desde nuestro poder o aplicar la ley del más fuerte, es necesario adquirir este tipo de competencias. Ahora bien, puede darse el caso, de directivos que posean conocimientos técnicos y ciertas habilidades “soft” y, sin embargo, no les alcance para convertirse en líderes. ¿Qué les falta?
«Sólo jodemos al que merece ser jodido»
Uno de los ejes sobre los que trata la serie es la asistencia de Tony Soprano a la consulta de su psicóloga, la Dr. Melfi. En una de las charlas que mantiene con ella, Tony justifica su actividad y comportamiento con esta frase. Sin embargo, este tipo de actitud justiciera, cuyo fin último es la consecución de sus objetivos, invalida el tercer pilar que sustenta a un líder: los principios o valores, lo que definimos como ética.
Esto es lo que diferencia a un líder de un manipulador. El manipulador actúa en beneficio propio. Seduce a un grupo y lo conduce a un lugar peor del que lo encontró, guiado por sus intereses personales. Tony lo reconoce en una conversación con su amante: «Valentina La Paz: ¿De pronto tienes sentido ético? Tony Soprano: No entiendo de eso, pero tengo normas.»
Dirigir grupos o ser líder de equipos
Tener normas, no significa que tengas unos principios éticos universales y respetados. Un mafioso puede tener unos valores o reglas que le sirvan para dirigir grupos. Tony tenía su grupo de confianza y lo dirigía con mano de hierro y unas reglas muy claras: «Sí puedes poner reglas, después puedes obedecerlas». Pero esos valores o normas por las que se regía eran incompatibles con la transformación de un grupo en un equipo. Para ello es necesario que el bienestar del grupo aumente, que les lleve a un lugar mejor. Basta con observar ejemplos de determinados “líderes” políticos de la Historia como Hitler, Mussolini, Lenin, Stalin, Mao, etc, que fueron capaces de dirigir naciones enteras pero que arruinaron el destino de sus poblaciones.
El líder guía a un grupo a un lugar mejor, y lo convierte en un equipo, donde prima el bien común por encima de los intereses particulares. Esa es la diferencia. En cualquier caso, Los Soprano sigue siendo mi serie favorita y sí todavía no la has visto, puede ser una buena oportunidad para aprender qué es lo que no hay que hacer sí queremos liderar un equipo, una empresa o un colectivo.
“La próxima vez no habrá una próxima vez.”
(Tony Soprano)
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