Libros que te hacen SENTIR
Este no es un post sobre motivación, ni sobre liderazgo, ni sobre construcción de equipos, ni sobre inteligencia emocioal. Es un post sobre un libro que me ha hecho sentir y emocionarme durante este fin de semana. Un libro que habla de una persona, de un ser humano, por encima de un deportista o un profesional. No voy a hablar de nada de lo que habitualmente hablo en este blog.
Hay libros que te hacen pensar, libros que te hacen reflexionar, libros que te permiten trabajar y escribir sobre ellos, libros dónde encontrar personajes que te hablan de motivación, de liderazgo, de valores, de desarrollo personal…
Y luego hay libros que te hacen SENTIR, que te hacen encontrar algo más, algo que te conecta con quien escribe, con el que te identificas y que mientras lees, no puedes dejar de sentir y emocionarte con lo que cuenta, con su experiencia, con su vida.
Todos mis hermanos
Obviamente mi vida poco tiene que ver con la de Manel Estiarte. Pero por alguna razón, hay elementos que han resonado en mi interior. Y que me han hecho emocionarme mientras leía este libro delicioso.
Quizás lo de menos son sus experiencias sobre el deporte de alta competición. O sobre cómo se construyó como deportista de élite. O cómo vivió sus éxitos deportivos, sus alegrías y sus penas. Todo lo alcanzable en el mundo del waterpolo, lo alcanzó, incluso más de lo que él pidió cuando empezó a soñar.
La lección de este libro no la encontramos ahí. Aunque no son desdeñables ninguna de sus historias o experiencias sobre motivación o liderazgo o cómo construir equipos y cómo no.
La mayor lección es su sinceridad para reconocer sus errores. Su egoísmo, su crecimiento como deportista pasando del ego a encarnar el espíritu de equipo. Y su capacidad para seguir aprendiendo, incluso cuando estaba jugando la Final Olímpica de Atlanta…
Un regalo para el lector
Y el regalo de su historia personal. Me niego a escribir sobre ella por respeto a su persona. Una historia que nos hace tomar conciencia de que incluso en la élite y con una vida repleta de éxitos, nadie está a salvo de los golpes de la vida.
A veces la vida nos da un buen meneo, que nos deja paralizados y sin capacidad de reacción. Y no entendemos por qué ni para qué ha sucedido lo ocurrido. Son hechos que suceden, que nadie tiene la culpa o si. Pero que suceden y te parten por la mitad. Y ante eso, no hay respuesta, no hay una receta que sirva para superarlo.
Un libro que nos acerca a la persona, a la familia, a los valores, al crecimiento personal y profesional, al aprendizaje, a la sinceridad, a la reflexión, a la serenidad, al sacrificio, a la constancia, al trabajo…Una historia con la que identificarse en ese trasfondo familiar. Esas pequeñas historias que todos tenemos, que todos hemos vivido con nuestros padres, con nuestros hermanos/as, con nuestros amigos o con nuestros compañeros… Con independencia de a qué nos hayamos dedicado en nuestras vidas.
Una historia que nos acerca a lo humano, y deja en un segundo plano lo profesional, el éxito, el liderazgo, el trabajo en equipo o la motivación.
Los valores marcan a la persona
Creo que el éxito de Manel Estiarte, no está en su palmarés, sino en unos valores que explican el por qué del éxito de su vida personal, con sus luces y sus sombras, con sus alegrías y sus penas, y que dejan intuir, en la distancia, un personaje que en lo humano supera con mucho lo profesional.
Eso es lo que me he encontrado en este libro: un espacio para reflexionar, para sentir, para emocionarme, para llorar… y para disfrutar de una persona y una historia con mayúsculas. En el fondo, cuando lees este libro, te das cuenta que todos somos un poco Manel Estiarte, que compartimos mucho más de lo que dice su profesión o su palmarés, ya seas de Manresa o de Móstoles, ya seas deportista o ejerzas cualquier otra profesión.
Gracias, Manel.
«Cuando te empeñas seriamente en un objetivo, aunque contenga un porcentaje de error, finalmente sale algo positivo» (Manel Estiarte)