Las cosas salen bien cuando se hacen sencillas
En “Los 11 poderes del líder” de Jorge Valdano, se encuentra una de las frases que más me han impactado. Viene de uno los futbolistas más excelsos, y a la par más sencillos, serenos y coherentes: Andrés Iniesta. Un tipo tocado por la magia y que pasará a la historia, por ser el autor del gol que nos hizo Campeones del Mundo en 2010.
No sólo deberíamos quedarnos con su valor como futbolista único. Más allá de sus goles o sus jugadas, su sencillez y coherencia son un ejemplo fuera del campo y una muestra fue la frase que sirve para abrir este post. “Las cosas salen bien cuando se hacen sencillas”.
Buscar la serenidad en el caos
En este mundo complejo y caótico en el que vivimos, con exigencias, responsabilidades, frustraciones, etc… es necesario poner orden y simplificar al máximo las cosas, haciendo la vida un poco más sencilla. Algo muy alejado de lo que sucede muchas veces en nuestras vidas.
Porque en el fondo y en la forma, somos maestros en el arte de complicarnos la vida. Ya sea en el plano personal, ejemplificado en nuestras relaciones personales con parejas, amigos o familia. Como en el plano profesional, en nuestras relaciones con compañeros, jefes, clientes, etc.
Es justamente lo que Jon Kabat Zinn, propone en su libro “Mindfulness en la vida cotidiana”, y lo define con el término la “simplicidad voluntaria”, que implica poner la intención en hacer una sola cosa y asegurarme que estoy presente para hacerla.
Optar por este concepto de vida significa ser consciente de aquello que es importante. O lo que es lo mismo, “jerarquizar”, saber discriminar lo importante de lo accesorio, que incluso puede llegar a ser interesante, pero que suele distraernos de aquello que es realmente sustancial y nuclear para cada uno de nosotros.
Quedarnos con lo esencial
Cuando hablamos de motivación o de liderazgo o de construcción de equipos, nos perdemos en listados interminables de los atributos de cada término. Quizás la clave esté en manejar unos pocos conceptos o ideas fuerza que nos permitan entender y comprender mejor dichos términos. Sin perdernos en un sinfín de recomendaciones sobre cómo motivar o cómo liderar personas.
Hay dos ideas clave sobre las que desarrollar todos estos conceptos:
- Un líder tiene que ser capaz de fijar el rumbo, marcar la línea a seguir para lograr los objetivos que se ha marcado.
- Y crear el entorno adecuado para sacar el máximo potencial de cada uno de los miembros de su equipo. Es el modo de generar la motivación de un equipo.
“La clave está en cómo conseguir sacar ese “potencial máximo de cada componente del equipo” Es aquí dónde el desarrollo de determinadas habilidades relativas a la inteligencia emocional, distinguen al líder del jefe o del manager o gestor de recursos.” |
Descubrir quiénes somos
¿Cómo se consigue? Cuando queremos desarrollar la inteligencia emocional propia y del grupo, hay que empezar por lo básico, por los cimientos: conocer quién soy, qué fortalezas y valores tengo, qué me gusta, qué hago bien, qué aporto al grupo, al equipo o al mundo…
Sin conocer quién soy difícilmente podemos motivarnos, ni liderar nuestra vida, ni muchísimo menos saber liderar a un equipo. Este ejercicio es una responsabilidad compartida del líder y de cada miembro del equipo.
“Todo comienza por el aforismo griego que presidía la entrada al Templo de Delfos, “Conócete a ti mismo”.
Esta es la clave para desarrollar la motivación, el liderazgo y la construcción de equipos” |
El autoconocimiento es el primer pilar de la inteligencia emocional. La recomendación para acceder a él es simplificar la vida, hacerla sencilla, darnos cuenta de lo que realmente es importante para nosotros, y desechar el resto. Y para ello, la técnica de mindfulness es una potente herramienta para observar nuestro día a día, y saber identificar lo importante de lo accesorio. Esa es la clave.
“¡Sencillez, sencillez, sencillez! Os digo que vuestros asuntos sean dos o tres y no cien mil; en lugar de un millón, contad media docena…Simplificad, simplificad” (Thoreau, Walden)