¿Cómo son las reuniones de tu equipo?

Las reuniones “Braintrust” de PIXAR.

¿Has visto Toy Story, Ratatouille o Coco? Seguramente recuerdes los personajes, sus expresiones o las historias que se relatan en cada película. Todas estas películas surgieron de la factoría PIXAR. Y, tienen un doble denominador común. En primer lugar, todas cuentan historias que salen del corazón. Y, en segundo lugar, todas pasaron por una serie de crisis creativas que hacían pensar que nunca llegarían a estrenarse. Estas crisis se desarrollaban en lo que los mandatarios de la compañía denominan “reuniones braintrust”.

 

Una de las características de las películas PIXAR es que no sólo entretienen. Sino que cuentan historias con las que el espectador conecta emocionalmente. Y esto se consigue cuando la película significa algo para las personas involucradas en su creación. Pero claro, para llegar al producto final, cada película debe pasar por un proceso basado en la crítica constante del trabajo de unos y otros. Dejando aparte el ego para escuchar esas críticas. En estas reuniones, todos los implicados ven la última versión de la obra y expresan su opinión con sinceridad. Se destacan, se clasifican y se analizan los puntos débiles de la película con asombroso detalle. Estas reuniones no son divertidas. Por ejemplo, se les dice a los directores que los personajes carecen de alma, que la línea argumental es confusa y que los chistes son malos. Pero sirven para hacer mejores las películas.

“El braintrust es, con mucha diferencia, lo más importante que hacemos. Se basa en la total sinceridad de las críticas.” (Ed Catmull, Expresidente de Pixar)

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Las reuniones EPA de los Navy Seal.

Los Navy Seal son los equipos de Fuerzas Especiales del Ejército de los EEUU. Unos tipos de carne y hueso que tienen que enfrentarse a situaciones reales que solemos ver en películas o series de acción. Son situaciones de alto riesgo, donde realizan misiones que ponen en juego su vida y la de sus compañeros. Por lo que es necesario e imprescindible analizar cada acción con total sinceridad asumiendo la crítica, aunque provoque incomodidad. Para ello, cuentan con las reuniones EPA (evaluación posterior a la acción).

 

Estas reuniones se realizan justo después de una misión. Los miembros dejan las armas a un lado y entablan una conversación. En ella identifican y analizan los problemas y se enfrentan a preguntas desagradables: ¿dónde hemos fallado? ¿qué hemos hecho cada uno de nosotros y por qué? ¿qué haremos de otra manera la próxima vez? Suelen ser reuniones conflictivas, duras y dolorosas. Hay nerviosismo e incertidumbre. Pero son necesarias e imprescindibles porque salvan vidas

“Estas reuniones, quizá sean lo más importante que podemos hacer entre todos, aparte de las misiones. Porque es lo que nos ayuda a descubrir lo que sucedió en realidad y cómo mejorar.” (Christopher Baldwin, exmiembro del Sexto Equipo SEAL)

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Las reuniones dentro del vestuario de un equipo deportivo.

Hay un dicho muy conocido en el mundo de los equipos de fútbol, que dice “los trapos sucios se limpian en el vestuario”. Cuando un equipo deportivo vive un conflicto, ya sea de tarea o personal, el clima se enrarece. Sí el conflicto no se aborda, la situación se complica irremediablemente, afectando a los resultados del equipo. Y lo que es más importante a la convivencia del grupo, debilitando el espíritu de pertenencia.

 

Uno de los ejemplos más representativos lo encontramos en la Selección de Waterpolo de España de los JJOO de Barcelona 92. Un equipo inicialmente dividido en dos grupos o facciones, los catalanes y los madrileños. Para convertirse en un equipo, tuvieron que aceptar las diferencias que existían entre ambos grupos. Y aprender lo bueno que tenía cada bando. Y lo hicieron mirándose a la cara, hablando claro, yendo de frente, haciendo autocrítica y reconociendo el valor del otro, aunque fueran diferentes.

“Lo que nosotros hicimos fue absorber ávidamente todo lo bueno de ellos, y ellos absorbieron todo lo que nosotros teníamos de bueno.” (Manel Estiarte, capitán del equipo)

Un denominador común: el conflicto.

Hemos visto tres ejemplos en ámbitos muy alejados entre sí: la empresa, el ejército y el deporte. Pero en todos estos casos hay un denominador común: para crecer estos equipos tuvieron que enfrentarse a sus propios demonios. Tuvieron que tener espacios dónde debatir con sinceridad los problemas que existían. Abordaron el conflicto, haciendo frente al miedo, reconociendo sus debilidades, siendo autocríticos con ellos mismos, evitando quedarse mirando el ombligo y recreándose en su propia complacencia. Y, por encima de todo, dejando el ego a un lado y teniendo la humildad para seguir aprendiendo.

 

Tuvieron reuniones jodidas, pero necesarias e imprescindibles para crecer. Sin este tipo de reuniones (reuniones braintrust, reuniones EPA o lavar los trapos en el vestuario), los equipos no crecen. Se estancan e irremediablemente, acaban retrocediendo y destruyéndose. Por eso, cuando los equipos tienen reuniones placenteras donde nunca nada pasa nada, todo es maravilloso y sólo sirven para dorarse la píldora unos a otros…CUIDADO. Ahí, es cuando más atento hay que estar. Porque la complacencia mata el desarrollo, el progreso y el crecimiento. Pregúntate cómo son las reuniones de tu equipo, y sabrás cuál es el grado de madurez del equipo.

 

“Si buscas la verdad, podrás encontrar confort al final; si buscas confort, no encontrarás ni verdad ni confort.”

(C.S. Lewis)

 

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