Estructuras de reflexión
A principios de los noventa, el gurú del liderazgo Warren Benis entrevistó a líderes de distintas profesiones. Y descubrió que tenían un modo de permanecer en contacto con aquello que era importante para ellos. Habían creado lo que Benis denominó “estructuras de reflexión”, espacios de tiempo para la autoevaluación. A través de estos espacios de reflexión podemos conocernos a nosotros mismos, y desarrollar el pilar fundamental sobre el que construir nuestra inteligencia emocional: el autoconocimiento.
Consiste en descubrir quiénes somos, cuál es nuestra identidad, conocer nuestras fortalezas y debilidades, nuestras necesidades y emociones, nuestros valores, nuestras creencias más profundas, qué nos gusta, qué nos apasiona, qué nos hace fluir, y lo que es más importante, qué aportación de valor podemos hacer en nuestras familias, en nuestro trabajo, o en la vida en general. Alguien que posee un alto conocimiento de si mismo sabe adónde se dirige y por qué. En el conocimiento de uno mismo está la semilla de la motivación, del liderazgo, de nuestra visión y del propósito de vida.
“Sin embargo, hay pocas personas que sean capaces de dirigir sus vidas, hacer lo que quieren y disfrutar con lo que hacen cada día… ¿Cuál es la razón?, ¿por qué hay tanta gente desmotivada en su trabajo, en sus familias…? La razón la podemos hallar en esa falta de conocimiento de uno mismo y el miedo a enfrentarnos a nuestros demonios.” |
Enfrentarnos a nuestros demonios
Hay un momento en la vida, cuando se alcanza una edad determinada (a partir de los cuarenta generalmente), o cuando se produce un acontecimiento no esperado (una enfermedad grave, un accidente, la pérdida de un familiar o amigo, etc), dónde una pregunta comienza a martillear nuestra cabeza: ¿realmente estoy viviendo como me gustaría vivir?
Y aquí comienza el drama con todo un crisol de respuestas y justificaciones:
- Me siento atrapado en un trabajo que no me atrae, ni le encuentro ningún propósito.
- Estoy aburrido de hacer siempre lo mismo.
- Ya no tengo sueños.
- Me miro al espejo y no soy la persona que quería ser.
- Mi trabajo está entrando en conflicto con mis valores.
- Siento que necesito hacer algo diferente, algo que me llene.
- Me he dado cuenta que la vida es muy corta como para desperdiciarla en un trabajo que aborrezco.
La cuestión está poder recobrar la motivación en lo que hacemos o sí podemos encontrarla haciendo algo distinto que me conecte con lo que soy realmente. Obviamente, no existe una única solución válida ni una receta milagrosa para salir de este tipo de situaciones.
“Cada uno tendrá que encontrar su propio camino, pero hay algo que no se puede evitar. Necesitas tiempo de reflexión para responder a las siguientes preguntas:
Y para responder a todas estas cuestiones necesitas responder a la pregunta clave: ¿Quién soy y qué quiero?” |
¿Cómo lo podemos hacer?
Hay muchas herramientas o técnicas para descubrirnos, y poder reinventarnos para reenfocar nuestra vida:
- Reflexionar sobre el pasado
- Analizar tus principios y valores fundamentales.
- Ampliar nuestro horizonte abriéndonos a nuevas posibilidades.
- Soñar y visualizar el futuro que nos gustaría tener.
- Utilizar técnicas como mindfulness para centrar nuestra atención.
- Buscar el feedback de nuestros amigos, compañeros o clientes.
- Trabajar con un coach, mentor, terapeuta…
- Leer, asistir a cursos, vivir experiencias nuevas…
- Encontrar un nuevo propósito.
El problema está en el miedo que nos provoca afrontar este proceso. Miedo a descubrir que lo que hago no me gusta ni lo quiero. Temor a darme cuenta que mis sueños o aspiraciones no me llenan o no se han cumplido y han resultado ser grandes decepciones… Y también solemos escudarnos en excusas del tipo: “no tengo tiempo”, “no puedo permitir pararme porque tengo muchas obligaciones”, “yo necesito una respuesta ya”…
Todo conspira para que no reflexionemos sobre lo que realmente es importante. Pensamos que la felicidad vendrá a través de un trabajo, una pareja, los hijos o un entorno idílico. Y naturalmente todo eso ayuda. Pero sí no nos conocemos a nosotros mismos en profundidad, difícilmente vamos a lograr esa felicidad y bienestar, porque para saber qué queremos, lo primero es conocer quiénes somos.
“Dirige tu mirada al interior y encontrarás mil regiones en ti mismo aún por descubrir. Recórrelas y serás experto en cosmografía doméstica” (Thoreau, Walden)