Pensamiento crítico: ¿sociedades libres o seguras?

Atrevernos a pensar…

En estos días, estoy asistiendo atónito, a veces sintiendo vergüenza ajena, al bochornoso espectáculo de lo que algunos llaman periodismo. Redes sociales, televisiones, radios, opiniones manipuladas y tendenciosamente dirigidas hacia un pensamiento único… Que impiden levantar voces críticas ante todo lo que estamos viviendo. No es una cuestión de criticar por criticar.  Ni posicionarse en las diferentes opciones políticas que pueblan nuestro siempre curioso arco parlamentario. Es una cuestión de saber utilizar nuestro pensamiento crítico, dejando de ser un rebaño de ovejas, dóciles y obedientes. El reto como sociedad, como empresas, como equipos y, sobre todo, como PERSONAS, es atrevernos a pensar, a analizar, a reflexionar. En suma, no dejarnos embaucar por la primera opinión o por un exceso de emocionalidad. Sólo un ejemplo, ahora resulta que el teletrabajo va a ser la clave de la nueva economía y que será el futuro de las relaciones…Por favor, un poco de seriedad y de cordura.

 

No voy a negar la situación. Ni dejar de empatizar con el dolor que están sintiendo las familias de fallecidos, hospitalizados, infectados. O con el personal sanitario que está teniendo que afrontar esta crisis en condiciones precarias y, en muchos casos, desbordados. Tampoco voy a negar el dolor, la rabia, la tristeza y el miedo que esta situación está creando en todos. Porque todos en estas semanas estamos viviendo en una montaña rusa emocional, que nos muestra algo que debemos trabajarnos y dar una respuesta desde la responsabilidad y la consciencia que, sin duda, va más allá de planteos políticos interesados. Hay miedo por la enfermedad, por perder el trabajo y dejar de tener ingresos. Existe rabia, ira y enfado por la gestión de un sistema sanitario que no era tan bueno como creían algunos. Se respira la tristeza por las personas que se van sin poder despedirnos de ellas, sin poder abrazarnos y ver a nuestras familias y amigos…

 

Populismo, demagogia y exaltación del miedo

Pero hay que poner un poco de sentido común y de pensamiento crítico en todo lo que está sucediendo. Y, justamente, eso es lo que hoy más cuesta encontrar. En los últimos días, cuando decidía dedicar una pequeña parte de mi tiempo para informarme en diferentes medios, tenía dificultades para encontrar opiniones diversas. Es difícil encontrar algo que no esté impregnado de populismo, demagogia y que no sea una exaltación del miedo. Cuesta encontrar medios con pensamiento crítico, capaz de poner en duda alguno de los planteamientos, que como sociedad hemos adoptado sin el menor atisbo de duda, porque tocaba. Y pese a la ridiculez de algunas medidas, aceptarlas como forma de ayudar a parar esta “pandemia”.

 

Curiosamente hoy encontraba un par de documentos, que quizá deberíamos leer con más atención. Uno, la entrevista a la escritora Geraldine Schwarz aparecida en El País hoy. Otro el “Manifiesto firmado contra el confinamiento” firmado por cuatro personalidades del mundo académico y económico: Juan José R. Calaza (Economista y matemático), Andrés Fernández Díaz (Catedrático emérito Política económica UAM), Joaquín Leguina (Estadístico Superior del Estado) y Guillermo de la Dehesa (Economista del Estado). Ambos textos, son un soplo de aire fresco y ponen un poco de cordura y de pensamiento crítico, ante tanto sinsentido e histeria colectiva.

 

¿Seguridad o Libertad?

Como dice Schwarz, “la historia no se repite, pero los mecanismos de cómo la sociedad responde a los problemas son siempre los mismos. Por eso tenemos las respuestas en la historia. Porque no hemos cambiado. Las reacciones colectivas son iguales. Somos animales, no debemos olvidarlo. Frente al miedo, la incertidumbre y la falta de orientación reaccionamos siempre igual.”  Por eso, el hombre siempre ha priorizado la seguridad frente a la libertad, porque estamos creados para sobrevivir. Ese es nuestro único fin: la supervivencia. Nuestro fin no es la felicidad, ni la libertad, ni la justicia…todos grandes ideales recogidos en las constituciones o declaraciones de derechos de las sociedades occidentales.

 

Sin embargo, la Historia nos enseña, que cuando los pueblos eligieron la seguridad a la libertad, cuando se dedicaron a mirar hacia otro lado, cuando el pensamiento crítico fue aplastado y eliminado, se acabaron cometiendo las mayores catástrofes y atrocidades de nuestra Historia. Fascismos, nazismo, holocausto…y 60 millones de muertes en todo el mundo como consecuencia de la II Guerra Mundial (algunos estudios elevan la cifra a más de 100 millones). Cifras, esas si, absolutamente escandalosas, cuando las bombas caían cada noche en ciudades que eran arrasadas o existían campos de concentración dónde se realizaban asesinatos en masa. Conviene recordar, que el miedo existencial no es un mecanismo nuevo. Todos los fascismos lo practicaron en los años 20 y 30 del siglo pasado. Y algunos, lamentablemente, lo prolongaron durante muchos años más. La consecuencia: el miedo desata lo peor de los seres humanos.

 

¿Qué priorizamos?

Quizá sea por mi formación académica como economista, pero en todas las grandes cuestiones económicas se plantea una disyuntiva a la hora de arreglar una situación problemática. Paro o inflación, eficiencia o equidad, gasto o ahorro, sector público o sector privado…En la actual crisis, estamos asistiendo a un debate: aplanar la curva o mantener la economía. Que tiene una manifestación demagógica y populista: vida o economía. Sin embargo, no nos damos cuenta o alguno no quiere darse cuenta, que quizás por estabilizar la curva hoy, mañana no tengamos economía. La destrucción es tan brutal, que nadie sabe realmente cómo se va a comportar la economía cuando volvamos a trabajar.

 

Creo que leer con atención el Manifiesto contra el confinamiento, es un ejercicio de responsabilidad, de información, de reflexión y de análisis. Precisamente porque está firmado por expertos economistas, algunos con dilatada experiencia política y todos ellos con edades superiores a los 70 años. En dicho documento, se explican detalladamente las razones técnicas, generacionales, económicas y humanas de su oposición. Entre otras, consideran que el confinamiento es una medida fascista “ineficaz, humillante, traumatizante y destructiva” que supone más problemas que soluciones. Corresponde a cada persona, decidir qué postura quiere abrazar, utilizando su pensamiento crítico.

 

“En todas las actividades es saludable, de vez en cuando, poner un signo de interrogación sobre aquellas cosas que por mucho tiempo se han dado como seguras.”

(Bertrand Russell)

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