La nueva normalidad de los equipos

Contradicciones

Hace unos días leía un reportaje en El País, sobre cómo se preparan las grandes empresas para abordar el regreso de sus trabajadores. La vuelta a la nueva normalidad estará marcada por el miedo y las estrictas medidas de seguridad, a tenor de la información que aparecía en dicho reportaje. No voy a entrar a opinar sobre lo que me parece ni sobre las creencias que cada cual tenemos sobre todo esto. Sólo voy a describir hechos que ciertamente resultan contradictorios cuando hablamos de equipos y de hacer equipo.

 

El miedo al virus ha provocado que cambiemos nuestra forma de relacionarnos con nuestras familias, amigos, compañeros de trabajo o con cualquier desconocido con el que nos cruzamos por la calle. Hoy las personas ven al otro como un posible portador de un virus, que le puede contagiar y, por lo tanto, pasa a ser considerado como una amenaza o un peligro para su supervivencia. Se ha instaurado la norma de los 2 metros de seguridad, además de otras medidas conocidas por todos (mascarillas, guantes, incluso gafas). De hecho, la fisionomía de los lugares de trabajo cambiará, con menos gente y más espacio entre las personas. Huelga decir, que las salas de reuniones quedarán clausuradas, así como las reuniones y eventos.

 

El contacto con compañeros

Cuando se pregunta a las personas que es lo que más han echado de menos en estos meses de aislamiento social, su respuesta es inequívoca: el contacto con otros compañeros. El café a primera hora de la mañana, las comidas con compañeros o clientes, la caña después del trabajo… Y esto, es un hecho, forma parte de nuestra cultura. Como decía Lou Gerstner, antiguo CEO de IBM, “la cultura es lo que la gente hace cuando nadie les ve”.

 

No se si seremos capaces de cambiar nuestra cultura y comenzar a parecernos a los noruegos, suecos, finlandeses o daneses. Lo cierto es que para hacerlo se requiere tiempo y sustituir los hábitos y costumbres actuales por otros que reporten al menos el mismo nivel de satisfacción o beneficio. Sí esto no ocurre, los hábitos y comportamientos no se cambian y la cultura permanece. Es probable, que nos adaptemos temporalmente a esta nueva normalidad basada en el aislamiento social, única y exclusivamente por una razón: el miedo. Aunque probablemente, a medio o largo plazo, volveremos al contacto social que caracteriza a nuestra cultura.

 

¿Y cómo afectará esto a los equipos?

Byung-Chul Han, filósofo surcoreano reconocido por ser una de las mentes más brillantes del momento, hacía esta reflexión acerca de esta pandemia:

“Por sobrevivir, sacrificamos voluntariamente todo lo que hace que valga la pena vivir, la sociabilidad, el sentimiento de comunidad y la cercanía. Con la pandemia además se acepta sin cuestionamiento la limitación de los derechos fundamentales, incluso se prohíben los servicios religiosos. Los sacerdotes también practican el distanciamiento social y usan máscaras protectoras. Sacrifican la creencia a la supervivencia. La caridad se manifiesta mediante el distanciamiento. La virología desempodera a la teología. Todos escuchan a los virólogos, que tienen soberanía absoluta de interpretación. La narrativa de la resurrección da paso a la ideología de la salud y de supervivencia. Ante el virus, la creencia se convierte en una farsa”.

 

Podemos estar de acuerdo o no con esta afirmación. Pero hay un hecho incuestionable: la sociabilidad, el sentimiento de comunidad y la cercanía ya se han visto afectadas por la pandemia. Y, probablemente, la nueva normalidad también tendrá repercusiones sobre estas cuestiones. Y, estos tres aspectos resultan fundamentales cuando nos referimos a los equipos o hacer equipo.

 

Necesitamos superar el aislamiento social

Los equipos o los grupos de trabajo están formados por personas. Y las personas, es importante remarcarlo una vez más, somos seres sociales. Necesitamos relacionarnos, juntarnos, mantenernos unidos… Porque es de este modo con el que se han logrado los principales avances de la Humanidad. Y es ahora, cuando nuestro contacto social se ha visto limitado, y probablemente seguirá sucediendo en las oficinas, los lugares de trabajo, etc, cuando las personas vamos a necesitar más que nunca estar unidas, hacer equipo y trabajar en equipo. Vamos a necesitar conversar mucho más, escucharnos de verdad, apoyarnos, empatizar con el otro, ayudarnos, colaborar, cooperar…

 

Sólo será posible volver a la normalidad, no a esta que se avecina, cuando superemos el miedo. Cuando no veamos al otro como una amenaza o un peligro. Cuando volvamos a mantener reuniones sociales y mantengamos la cercanía con el otro. Cuando volvamos a tener un sentimiento de comunidad o de pertenencia al grupo, algo que, con miedo, no es posible. Cuando hay miedo, cada uno va a su interés propio, intenta mantener su posición y evita relacionarse con otros. Ya sabemos cómo reaccionamos cuando sentimos miedo: luchamos, huimos o nos quedamos paralizados.

 

Otro liderazgo para hacer equipos

Los equipos se construyen en base a esos tres conceptos a los que se refería Byung-Chul Han: sociabilidad, sentimiento de comunidad y cercanía. Y para desarrollar estos aspectos se necesitan personas que ejerzan un liderazgo diferente. Es necesario un liderazgo valiente y centrado en personas, caracterizado por la escucha.

 

Se necesitan más conversaciones profundas y poderosas en lugar de tanto power-point. Se requieren más espacios para compartir experiencias y emociones en lugar de ordenes directas sin explicaciones. Se demanda más conexión emocional con las personas directamente, cara a cara (aunque sea con mascarilla) y olvidarnos un rato del Zoom, Skype o Facetime…

 

Sí no somos capaces de hacer esto, seguiremos como hasta ahora. Dejaremos pasar esta oportunidad para hacer equipo y construir equipos, y continuaremos cada uno buscando nuestros intereses particulares. Y sosteniendo la farsa de los “equipos” cuando en realidad lo que existen son grupos de trabajo que actúan como “Reinos de Taifas”.

 

“¡Juntos estamos de pie; divididos caemos!”

(Lema de la Revolución Norteamericana)

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