Estrés postvacacional.

Justo después de los períodos estivales, suele aparecer el síndrome del “estrés postvacacional”, provocando una caída de nuestra motivación. Éste se suele definir como el estado que se produce en el trabajador al fracasar el proceso de adaptación entre un período de vacaciones y de ocio con la vuelta a la vida activa. Produciendo molestias que nos hacen responder a nuestras actividades rutinarias con un menor rendimiento.

Este síndrome puede presentarse de diversas formas:

  • Síntomas físicos como cansancio generalizado, fatiga, falta de sueño, dolores musculares, falta de apetito o de concentración …
  • Síntomas psíquicos como irritabilidad, tristeza, falta de interés o nerviosismo…

Los expertos recomiendan no alargar demasiado las vacaciones. Para que podamos ir adaptándonos paulatinamente al ritmo de trabajo habitual, y habituarnos de nuevo a los hábitos de comida y sueño. También recomiendan mantener una actitud optimista y positiva para superar este período de adaptación de una forma más rápida y llevadera.

Lo que importa es lo que no ves

Pero la cuestión de fondo sería preguntarnos por qué nos sucede este síndrome.  Qué razones hay detrás de este comportamiento. Podemos comenzar con la pregunta inicial: ¿Por qué volvemos a trabajar? Y la respuesta que encontraríamos en la mayoría de la gente sería algo parecido a esto: “Porque necesito continuar trabajando para poder vivir. Para pagar las facturas, los vicios o hobbies y comenzar a ahorrar para realizar otro viaje en mis próximas vacaciones.”

Sin embargo, la cuestión clave es encontrar el PORQUÉ de lo que hacemos. Es decir, responder a la cuestión de por qué nos levantamos cada mañana para volver a nuestros trabajos, más allá de ganar dinero. Descubrir cuál es nuestra motivación intrínseca con respecto a nuestro trabajo.

La clave de nuestra motivación está en el PORQUÉ

Simon Sinek en su libro “La clave es el PORQUÉ” nos da algunas pistas sobre la importancia del PORQUÉ.

Normalmente, cuándo alguien nos pregunta QUÉ hacemos o en qué trabajamos, solemos responder con rapidez a qué es a lo que nos dedicamos. Además, solemos explicar con claridad CÓMO desempeñamos nuestro trabajo. Sin embargo, sí nos preguntan “POR QUÉ haces lo que haces”, probablemente provocaría un cortocircuito en nuestro cerebro. Y la respuesta sería más difusa, centrándonos sólo en lo obvio: «Trabajo por dinero, porque lo necesito para vivir.»

Sin embargo, la realidad es que nadie trabaja por dinero, en sí mismo. El dinero es el medio que nos permite hacer lo que queremos hacer. Vivir de tal modo, o comprarnos tal cosa, o cuidar a nuestra familia, o destinar ese dinero a una causa benéfica…

Responder POR QUÉ hacemos lo que hacemos, es lo primero.

Descubrir el PORQUÉ es la fuerza motora que nos permite responder a la cuestión inicial e ir más allá del dinero. Y para ello, hay que profundizar en las causas, el propósito o la creencia, que nos hacen “hacer lo que hacemos”.  En el PORQUÉ está la motivación intrínseca, lo que nos mueve a lograr nuestros objetivos.

Cuando conocemos PORQUÉ vamos a trabajar cada mañana, es más fácil poder superar nuestros períodos de desmotivación. Algo que suele suceder justo después de pasar unos días o semanas de descanso. Sí tengo un propósito, una causa o una razón mayor por la que hago mi trabajo, me será más fácil poder incorporarme a la actividad laboral. El proceso de adaptación será más rápido, y probablemente, el tiempo de desconexión de nuestras vacaciones será más efectivo y sus beneficios duraderos.

El PORQUÉ es diferente para cada persona.  Puede ser un propósito mayor al propio trabajo en sí mismo. O puede ser mantener grandes relaciones con mis compañeros, clientes, etc. Algunos encontrarán su porqué en ser mejor profesional y tener una mayor capacitación o maestría. Y otros buscarán lograr retos extraordinarios o en los valores que representan. La cuestión es descubrir cuáles son las razones por las que nos levantamos cada mañana y volvemos a nuestros trabajos.

“LO QUE HACES es por lo que te mueves a corto plazo; PORQUÉ LO HACES te da la razón para moverte a largo plazo.”

El PORQUÉ de tus silencios – Enrique Bunbury