Cómo perdemos nuestra motivación
¿Te has preguntado alguna vez qué hechos, situaciones o circunstancias provocan que pierdas la motivación por un proyecto, ya sea personal o profesional? En muchas ocasiones, ni siquiera somos capaces de darnos cuenta qué es lo que nos está pasando… Simplemente, nos vemos inmersos en el día a día, en una sucesión de circunstancias, que poco a poco o de manera abrupta, nos desconectan de aquello con lo que estábamos ilusionados…
Cuando analizamos las causas, nos encontramos con situaciones cotidianas que van minando nuestra moral:
- Un encontronazo con un compañero o jefe.
- Los malos resultados.
- Una decisión que no hemos sabido aceptar.
- La falta de sintonía a la hora de relacionarnos con nuestros superiores o con nuestros compañeros
- La falta de reconocimiento ante el trabajo realizado
- La elección de otra persona para un puesto que deseábamos
- No poder realizar un curso que consideramos importante para nuestra formación.
- La sobrecarga de trabajo
- La rutina del trabajo…
E irremediablemente nos harán perder la competencia más frágil que tenemos, nuestra motivación.
¿Cómo conocer lo que queremos?
Todo esto tiene que ver con cómo gestionamos lo que nos pasa y la relación con los demás. Algo que Goleman definió con el término Inteligencia Emocional. Y ello implica:
- Desarrollar las habilidades que permiten conocernos a nosotros mismos.
- Gestionar nuestras emociones.
- Empatizar con otras personas.
- Y saber cómo comunicarnos expresando nuestros deseos y necesidades.
La cuestión importante cuando queremos conocer nuestra motivación es descubrir las razones que nos conducen a hacer lo que hacemos.
Es decir, qué es lo que nos conecta con el trabajo que hacemos o qué nos gustaría hacer. Para ello es necesario realizar un ejercicio de conocimiento de uno mismo, que nos permita descubrir los deseos o necesidades que nos movilizan para lograr nuestros objetivos, metas o proyectos. En suma, conocer qué es lo que realmente quiero y para qué lo quiero.
Necesidades – Factores de Motivación
Para poder activar nuestra motivación, necesitamos dar varios pasos:
- Conocer qué necesidades o deseos tenemos. Y aquí cada uno priorizamos cosas diferentes: necesidad de seguridad, de pertenencia a un grupo, de reconocimiento, de autorrealización…
- Estas necesidades las traducimos en diferentes factores de motivación: seguridad, dinero, poder, autonomía, logro, creatividad, propósito, buen clima… Por eso, a veces nos sentimos motivados por lograr un buen sueldo, o por tener un puesto de prestigio en la empresa, o por tener un trabajo dónde reine el buen rollo…
“Pero, ¿para qué queremos un buen sueldo, tener prestigio o pasarlo bien en el trabajo…? Lo importante es identificar qué necesidad interior nos mueve. Es decir, qué propósito cubre ese deseo, para qué necesitamos hacer lo que estamos haciendo o queremos hacer.” |
Podemos sentirnos motivados para desempeñar un trabajo por diferentes razones:
- La autonomía o libertad que nos proporciona.
- Las relaciones que creamos en el trabajo y que nos llena al estar en contacto con otras personas
- La competencia, el dominio o maestría con la que desempeñamos nuestro trabajo
- El reconocimiento de nuestros jefes y compañeros.
- El propósito de un trabajo que permite nuestra autorrealización personal o espiritual.
- El deseo de trabajar en algo que nos apasiona, que nos gusta, y a lo que nos queremos dedicar en exclusiva.
Motivación intrínseca
Cuando descubrimos qué necesidad profunda tenemos y para qué necesitamos hacer “algo”, logramos conectar ese el trabajo que realizamos con alguna de estas necesidades. Y activamos nuestra motivación óptima o intrínseca, la que depende en última instancia de nuestros deseos más profundos. Entonces es cuando aparece la conexión con lo que hacemos. La clave de la motivación está en entender las razones que hay detrás de nuestros deseos.
“El problema de la desmotivación aparece cuando no están alineadas nuestras necesidades con nuestros deseos (lo que queremos). Y no le damos un para qué a lo que hacemos. En ese caso, nuestra motivación desaparecerá ante cualquier conflicto, porque realmente no estarán claras las razones que activan nuestra motivación.” |
La solución pasa por desarrollar las habilidades relacionadas con nuestra inteligencia emocional para descubrir:
- Qué es lo que realmente nos motiva.
- Y saber gestionar nuestra relación con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea, cuando surgen los problema cotidianos a los que todos nos enfrentamos cada día.
“Somos conscientes de nuestros deseos e ignorantes de las causas que los determinan” (Spinoza)