¿Por qué motivar a la gente no funciona?
Susan Fowler sostiene que es imposible motivar a las personas. Porque en el fondo cualquier persona ya está motivada “per se” por alguna razón concreta. Es decir, lo importante en la motivación, no consiste en motivar. Sino en proveer las condiciones necesarias para que cada persona pueda activar su motivación y asociarla al trabajo que está realizando.
Sea cuál sea nuestra motivación, cuando comenzamos un nuevo trabajo solemos sentirnos entusiasmados. O al menos, satisfechos por poder desarrollar ese trabajo. Sin embargo, la realidad demuestra que pasados solo unos meses, el grado de entusiasmo desciende vertiginosamente, llegando a la temida desmotivación.
Lo que demuestran los últimos estudios y las encuestas que se realizan en las empresas, es que las políticas y procesos establecidos por la dirección de la organización y el comportamiento de los managers suelen influir de forma directa en este descenso del entusiasmo de los trabajadores.
¿Cómo se desmotiva a los empleados?
Hay diferentes formas de minar la moral a la tropa:
- El mal trato al empleado, que se manifiesta en la poca atención y escucha a sus necesidades, en la falta de igualdad con respecto a otros compañeros, considerarlo como un recurso desechable cuando comienzan los problemas… y establece el caldo de cultivo para crear mal ambiente.
- La ausencia de reconocimiento, genera una amplia gama de emociones “negativas”. Es más probable recibir críticas que un elogio por el trabajo bien hecho.
- La existencia de procesos complejos, lentos y tediosos desaniman a los empleados que sienten estar peleando contra su propia organización.
- La formación insuficiente para mejorar determinadas competencias para desarrollar una carrera profesional dentro de la empresa.
- La falta de fluidez en la comunicación provoca frustración y malentendidos.
- La ausencia de delegación de la autoridad, lo que demuestra una falta de confianza en los trabajadores, y provoca una baja corresponsabilidad.
- La falta de un propósito que se manifiesta en una visión poco clara y creíble de la empresa, y se materializa en la ausencia de proyectos o retos ilusionantes.
¿Qué es lo que buscamos en nuestro puesto de trabajo?
Cuándo preguntamos a las personas qué es lo que buscan en el trabajo o por qué razones están motivados, podemos encontrar una amplia gama de respuestas: buen sueldo, seguridad laboral, buen ambiente con los compañeros, sentirse reconocido por sus superiores… David Sirota, en un artículo de la Harvard Management Update, las resumía en tres grupos:
- Igualdad. Ser respetados y tratados con justicia en términos salariales y condiciones laborales. Se trata de los factores de motivación de seguridad y dinero.
- Camaradería. Tener buenas relaciones en el entorno laboral, que se traduzca en un buen ambiente. Se trata del factor de motivación de pertenencia al grupo.
- Logro. Sentirse orgulloso del trabajo realizado, que se traduce en ser reconocido por los logros realizados. Se trata del factor de motivación de reconocimiento, que nos impulsa a demostrar nuestra competencia o maestría en el trabajo.
Podríamos añadir otros elementos adicionales como:
- Dotar al trabajo de un sentido de propósito o transcendencia por una causa mayor o más elevada.
- Tener cierta autonomía y discrecionalidad para realizar con libertad la tarea requerida,
- Disfrutar de una actividad que me apasiona, dónde tengo la sensación de “fluir”.
Combinar lo que buscamos con las circunstancias que nos desmotivan
La cuestión está en determinar sí es posible frenar el proceso de desmotivación que poco a poco va apareciendo, manteniendo alguno de los elementos que buscamos en nuestro trabajo.
“En este sentido, el directivo tiene la responsabilidad de generar las mejores condiciones para poder activar la motivación de sus empleados. Es el modo de conseguir el anhelado compromiso de los empleados. ” |
Es aquí dónde se distingue al jefe del líder, y se ponen de manifiesto una conjunto de cualidades relativas a la inteligencia emocional, necesarias para que el líder pueda satisfacer las necesidades del equipo:
- Escuchar y empatizar. Tener conversaciones directas y aceptar nuevas formas de hacer las cosas. Estar abierto a sus demandas y necesidades.
- Dar libertad al equipo a la hora de realizar su trabajo. Extender el liderazgo al equipo.
- Tener una comunicación fluida y regular. Fomentar las conversaciones de calidad
- Promover el trabajo en equipo, aumentando la participación, y fomentando las relaciones productivas y enriquecedoras.
- Reconocer el trabajo bien hecho.
- Ofrecer las mejores condiciones para tu equipo: escuchando, preguntando…
- Entrenar y retar a cada miembro del equipo para que sea mejor: ofrecer feedback.
- Y teniendo un propósito compartido con el equipo, algo que vaya más allá del dinero. Construir una visión que sea capaz de enganchar a tu gente: darles una razón para creer.
“Motivar es una habilidad, y tiene más que ver con la escucha, la empatía y la comunicación, que con el dinero, la seguridad o los ascensos.” (José Javier Torre)