¿Qué nos impulsa a aceptar nuevos retos?
Cuando Phil Jackson, el entrenador más laureado de la NBA, con once campeonatos, decidió abandonar el banquillo de los Lakers en verano de 2011, pocos pensaban que volvería al mundo del baloncesto. Sin embargo, tres años después, en primavera del 2014, aceptó el cargo de Presidente de los New York Knicks, equipo dónde jugó en los años 70, logrando dos campeonatos más como jugador. Un ejemplo de liderazgo y motivación.
Muchos pensaron que los factores motivacionales que le empujaban a volver al mundo de la canasta, era ganar más dinero (contrato de 60 millones en cinco años) o el poder (los Knicks son una de las franquicias más atractivas y ricas de la NBA). Pero, ¿qué era realmente lo que hacía volver a esta persona de 68 años, jubilada y con problemas de salud, apartándolo de una vida tranquila en la Costa Oeste, dónde vivía con su novia, y llevarlo al bullicio de la Gran Manzana?
“La motivación fundamental por la que Phil Jackson aceptó esta oferta, va más allá de factores como el dinero o el poder. Tienen más que ver con el cumplimiento de las principales necesidades psicológicas: la autonomía, las relaciones y la competencia.” |
Factores ARC
Así los define Susan Fowler en su libro «¿Por qué motivar no funciona y lo que sí funciona?
- Autonomía. Como Presidente de los Knicks tiene total libertad para construir un equipo desde las alturas (de hecho en las últimas dos temporadas ha cambiado casi al completo el equipo).
- Relaciones. Por otro lado, su amplia red de contactos establecidos durante sus años de entrenador y jugador, le está permitiendo incorporar jugadores y técnicos que comparten su misma visión de juego. Creando un entorno de relaciones dónde el equipo pueda crecer y desarrollarse.
- Competencia. Y por último, la experiencia y el vasto conocimiento sobre el baloncesto, le hacen tener la competencia para volver a crear un equipo ganador. Aunque de momento los resultados no han llegado todavía.
Y es que en el deporte como en la vida, no hay atajos. Los resultados suelen llegar cuando ha habido un trabajo previo, constancia y perseverancia. Tal y como demuestran sus experiencias previas. Primero como jugador de los Knicks, dónde tuvo que sobreponerse a una lesión en el primer año como jugador profesional. Y posteriormente como entrenador, dónde pasó varias temporadas “en blanco” con los Chicago Bulls hasta convertirlos en campeones.
Pero quizás la pregunta clave es:
- ¿Cómo puede transmitir su motivación al resto de la organización?
- O como entrenador, ¿cómo podía motivar a sus jugadores para que lograran ganar todos esos campeonatos?.
En su libro Canastas Sagradas nos da una de las claves: “En realidad, la clave de la motivación está en cada jugador, la mayoría de los jugadores tiene su factor motivación principal en el juego propiamente dicho, se divierten jugando porque es su pasión desde que son niños, y todos quieren ganar”.
Creando las condiciones para activar la motivación
La labor del entrenador es crear las condiciones para que se produzca el éxito. Y eso comienza a producirse cuando un entrenador lidera a un equipo desde unos principios básicos de liderazgo:
- Lidera de dentro a fuera. Hablar desde el corazón, es la forma más directa de que te escuchen
- Deja el ego en el banquillo. Distribuye el poder lo más extensamente posible y cuida la visión del equipo.
- Deja que cada jugador descubra su propio destino. Libertad para que cada jugador piense por si mismo, y descubra lo que puede aportar de valor al equipo.
- El camino a la libertad es un excelente sistema. Aplicar un sistema que permita tener unos valores compartidos por todos. La generosidad, la conciencia plena, la integración del equipo en pos de un bien común.
- Sacraliza lo mundano. Dar un sentido a lo que hacen día a día, en su caso jugar al baloncesto. Para ello es necesario conectar su trabajo con un propósito mayor que ellos mismos.
- Una respiración, una mente. Utilizar el mindfulness o la meditación como técnica para serenar las mentes agitadas y concentrar la atención en lo que ocurre en el presente.
- La clave del éxito está en la compasión. Simplicidad, paciencia y compasión. Comentarios amables y considerados para abrir los corazones del equipo.
- Fíjate en el espíritu más que en el marcador. Renuncia al interés personal a cambio del bien colectivo.
- A veces hay que sacar el garrote. El objetivo es despertar a los jugadores y elevar su nivel de conciencia.
- Ante la duda, no hagas nada. En algunas ocasiones la mejor solución consiste en no hacer nada. Al permitir que la mente se relaje, suele llegar la inspiración.
- Olvídate del anillo. Centrarse más en el camino que en la meta.
“Lo más importante es jugar bien y tener la valentía de crecer, no solo como seres humanos, sino como baloncestistas. Si lo haces, el anillo (el campeonato) ya se encargará de sí mismo” (Phil Jackson)