Encontrar un motivo.
Hay diferentes modos de despertar la motivación de un equipo.
- Un líder puede conseguir aunar las voluntades de los miembros de un equipo a través de un propósito común. Y de esta forma activar la motivación de esas personas conectándola a ese objetivo. Esto fue lo que hizo Phil Jackson con los Chicago Bulls.
- También, es posible crear un espíritu de equipo, a través de la implantación de unos valores compartidos. A través de la identificación con unos valores y vivirlos diariamente, podemos activar el compromiso de un equipo. El ejemplo de los All Black sirve para ilustrar este modo de crear compromiso.
- Y se puede construir un equipo cuidando y respetando al máximo las circunstancias de cada miembro del equipo. Tal y como hizo Richard Branson en Virgin
La inteligencia social
Tanto en el mundo del deporte como en el mundo de la empresa, hay algo común que aparece en los ejemplos que he comentado: la inteligencia social del líder.
“Esta inteligencia social se traduce en un conjunto de competencias básicas, entre otras:
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Unos lo llaman tener “mano izquierda” con la gente, o tener “buen trato”, o ser “carismático”, o tener “inteligencia emocional”… Son precisamente estas competencias, las que marcan la diferencia entre un líder de equipo y un gestor de grupos, más allá de los conocimientos técnicos o el cociente de inteligencia de una persona.
Además, como ha demostrado la neurociencia con el descubrimiento de las neuronas espejo, esta inteligencia social se puede transmitir. Así, en el mundo de la empresa, las emociones y acciones de los líderes provocan que sus empleados imiten esos sentimientos y hechos.
Por lo tanto, si queremos activar la motivación de un equipo, el líder tiene que ser un ejemplo de inteligencia emocional para el grupo, desarrollando:
- Competencias intrapersonales: conocimiento de uno mismo y autocontrol emocional
- Competencias interpersonales: empatía y destrezas sociales.
Estar alineados
Esto permitirá al líder, conectar con los valores, los deseos, las inquietudes y los propósitos de cada miembro del equipo. Y hacerlos partícipes de los valores y el propósito del equipo. Debe haber un alineamiento.
“Para que se produzca este alineamiento es necesario establecer un marco de confianza que permita desarrollar conversaciones sinceras, dónde emerjan las necesidades y deseos de cada miembro del equipo. Susan Fowler las denomina “conversaciones de actitud” en su libro ¿Por qué motivar a la gente no funciona, y qué sí?” |
Cuando nos referimos a conversaciones, es necesario desarrollar dos habilidades. Por un lado, saber comunicar y expresar correctamente los deseos, necesidades e inquietudes. Y por otro saber escuchar, y demostrar empatía.
D. Goleman establece tres tipos de empatía:
- Empatía cognitiva, que nos hace entender y comprender cómo piensa una persona.
- Empatía emocional, que nos permite sentir en nosotros mismos las emociones de otra persona
- Y preocupación empática, que nos hace ser sensibles hacia las necesidades de otras personas y ayudarlas.
La cuestión no está tanto en motivar sino en escuchar y empatizar para poder detectar qué es lo que mueve a los miembros del equipo. Y a partir de ahí poner en funcionamiento una serie de herramientas que permitan activar la motivación del equipo: un propósito con sentido, una visión atractiva, un plan detallado, unos valores con los que identificarse, una cultura de aprendizaje, construir contextos de confianza para poder abordar conflictos, compartir responsabilidades y liderazgo, etc.
“No puedes motivar de forma significativa a los demás, si no comprendes las palancas que determinan cómo se motivan las personas” (Phil Jackson)