¿Es tan difícil encontrar lo que nos motiva?
Érase una vez, un líder llamado Antonio que era extremadamente responsable con la motivación y el bienestar de su equipo. Todos los días, Antonio pensaba e ideaba sistemas de recompensas con los que pudiera motivar al equipo: dinero, incentivos económicos, tiempo libre, ascensos… Un día, Antonio descubrió que sus recompensas dejaban de funcionar, y el equipo comenzó a sentirse apático y desmotivado.
Por este motivo, Antonio buscó la ayuda externa de un experto motivador, que a través de una charla motivadora y con técnicas de alto impacto emocional prometía recuperar la motivación del equipo. Debido a ello, Antonio confió en esta técnica y aunque inicialmente el equipo se mostró ilusionado y con mayor energía, a los pocos días volvieron a sentirse desmotivados, y entraron en la negatividad, la queja, la apatía….
Hasta que finalmente Antonio se dio cuenta que la motivación de su equipo dependía exclusivamente de cada uno los miembros del equipo, y que ni él ni nadie directamente podía motivar a su equipo. Sólo a través de conocer qué resortes movían a cada uno de ellos, podía conseguir que cada miembro del equipo pudiera llegar a auto-motivarse.
“Moraleja: “Toda motivación es auto-motivación.” |
¿Te has preguntado cuáles son las razones que te motivan?
Conocer lo que activa nuestra motivación es un trabajo personal e intransferible. Y depende de nuestra capacidad para pensar y reflexionar sobre 4 preguntas:
- ¿En qué cosas eres bueno, tienes habilidades?
- ¿Cuáles son tus hobbies, aquellas cosas que te apasionan?
- ¿Qué cosas puedes hacer/ofrecer que te pueden pagar, que tengan valor?
- Y quizás lo más importante: ¿qué cosas necesitan los demás, y ofreciéndolas puedes mejorar su vida, y tú le encuentres un sentido/propósito a lo que haces?
“Cuando logramos unir los 4 aspectos, entonces surge un “proyecto motivacional personal, intrínseco y con propósito”. También se define como «ikigai«: el lugar donde converge tu pasión, tu misión, tu profesión y tu vocación. ” |
Descubrir esto, es una responsabilidad personal, y depende exclusivamente de cada uno de nosotros. Mientras que el líder sólo puede indagar en las razones de la motivación de su equipo, y crear las condiciones para extraer lo mejor de cada miembro del equipo. Pero, no puede motivar a nadie. Porque la motivación depende de la voluntad de cada persona. Y esa es una fuerza interior a la que sólo tenemos acceso cada uno de nosotros.
¿Qué tres cosas nos pueden hacer levantar de la cama cada mañana?
Hay cientos de motivos por los cuáles podemos levantarnos cada mañana e ir a trabajar: el salario, buscar más poder o prestigio profesional, pasarlo bien con nuestros compañeros de trabajo, un trabajo que nos apasione, un proyecto retador, una causa transcendente… Cualquier razón es válida y legítima.
La cuestión es conocer sí estás razones o motivos tienen alcance en el tiempo. O ante las primeras adversidades que aparezcan vamos a perder la motivación.
La maestría o competencia.
Es uno de los motivadores intrínsecos más potentes. Tener la voluntad de ser cada vez mejores en la tarea a la que nos dedicamos. Trabajar para mejorar día a día, y volvernos cada vez más competentes y expertos en una materia, es una fuente inagotable de motivación. Es lo que nos permite llegar a la excelencia, a la maestría. El establecimiento de objetivos retadores eleva nuestro nivel de competencia.
La autonomía y/o la sociabilidad.
En mi opinión son aspectos complementarios, nunca pueden ser excluyentes. La autonomía nos da la libertad para desarrollar nuestro trabajo, sin presiones de cómo hay que hacer las cosas. Y la sociabilidad derivada del trabajo en equipo, nos permite fomentar las relaciones con los demás. Y desarrollar algunas habilidades claves para nuestra inteligencia emocional: la empatía, la gestión emocional, la comunicación…
El propósito.
Es lo que marca la diferencia. Permite dar sentido a nuestro trabajo, a nuestros proyectos. Es lo que nos carga de razones de largo alcance y alto impacto. En el propósito está el para qué hacemos lo que hacemos.
“Personalmente, me gustan mucho las fresas con crema; pero por alguna razón misteriosa, los peces prefieren las lombrices. Por eso, cuando voy de pesca, no cebo mi anzuelo con fresas, sino con lombrices.” (Dale Carnegie)