Los enemigos del coaching personal y de equipos (2ª Parte)

La autocomplacencia: la ausencia de autocrítica

 

Un conocido entrenador de fútbol, a menudo suele decir, que el momento más peligroso de un equipo y cuando hay que estar más atento, es cuando todo va bien, cuando todo “va perfecto”. Porque en ese momento es cuando surge el peligro de acomodarnos. Pero ¿para qué cambiar?, ¿para qué necesitamos un proceso de coaching personal o de equipos, si todo va bien?

En esta vida “o estás avanzando o estás retrocediendo”. Y cuando un equipo ha alcanzado un nivel alto de rendimiento se relaja, a nivel individual también nos ocurre. Preferimos ver la montaña que hemos escalado, mirándonos al ombligo y recrearnos en los logros conseguidos, aunque incluso esos logros queden muy lejos en el tiempo. La autocomplacencia nos aleja de la autocrítica, base de cualquier proceso de mejora continua.

 

El victimismo: la queja es el recurso fácil

 

Cuenta Toni Nadal, en su libro “Todo se puede entrenar”, que en una ocasión Rafa Nadal comenzó a quejarse por todo en un entrenamiento. Que si hacía frío y viento, que si las bolas no botaban bien, que si el cordaje de la raqueta… A lo que su tío le contestó: “Es lo que hay”. Lo único que puedes hacer es aceptar la situación, y seguir trabajando hasta revertirla.

La queja es el recurso fácil. Cuando no nos gustan las circunstancias que nos ha tocado vivir, nos quejamos y nos convertimos en “victimas de las circunstancias”. Sí nos vienen mal dadas, solemos echar la culpa a los demás de nuestros males, lo que se traduce en victimismo. La queja significa echar balones fuera, buscar excusas. Es cierto, que hay circunstancias en las que probablemente nos vengan sobrevenidas. Pero si sólo nos quejamos, deshabilitamos nuestra capacidad para responsabilizarnos de esa situación, y dejamos de actuar.

 

La resignación: cuando enjuiciamos que no podemos cambiar nada

 

En el mundo laboral, nos encontramos con demasiada gente desencantada, desmotivada y resignada. Ante la posibilidad de iniciar un proceso de coaching personal o coaching de equipos, te miran con una mezcla de sarcasmo, ironía y burla, negando con la cabeza que esa posibilidad le sirva. Lo podemos denominar cinismo, una actitud que elimina cualquier posibilidad de cambio. Y todo nace de la resignación.

La resignación aparece cuando sentimos que no podemos cambiar algo. Una persona resignada no ve el futuro como un espacio para intervenir y, a partir de determinadas acciones, transformar el presente. Cuando un equipo o una persona se muestra resignada ante el devenir de los acontecimientos, se cierra cualquier posibilidad al cambio y a la transformación.

 

La falta de compromiso hace fracasar cualquier proceso de coaching personal o de equipos

 

El compromiso nace de la voluntad por querer cambiar una situación. Sin compromiso no es posible transformar una situación adversa. Para comprometerse tienes que querer de verdad. Abandonar disculpas, excusas o dudas…

Comprometerse en la consecución de un objetivo, implica asumir unas obligaciones públicas, con el fin de lograrlo, aun sabiendo que las cosas se podrán difíciles en el transcurso de la travesía. El compromiso se prueba no sólo en el éxito sino sobre todo en el fracaso y la frustración. Se demuestra cuando las cosas se ponen feas, cuando se acaba la diversión.

 

“El éxito de un proceso de coaching personal o de equipo, es consecuencia del compromiso real que adquiera la persona o el equipo respectivamente, con el proceso.”

Coaching personal y profesional

 

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