La clave de la conexión de los equipos: comunicación, empatía y confianza
Una imagen vale más que mil palabras
El Mundial de Baloncesto que se disputa en China durante estos días, más allá del interés que despierta conocer quién ganará el campeonato y el lugar que ocupará nuestra selección, siempre genera una serie de preguntas que sólo los más sabios de este deporte pueden responder. Aunque quizá si nos fijamos en algunos detalles que nos ofrecen determinadas imágenes podemos empezar a responder algunas cuestiones, y encontrar la clave en la conexión de los equipos como factor determinante del éxito. Una conexión basada en aspectos como la comunicación, la empatía o la confianza, que a menudo se nos olvida que suelen ser los fundamentos sobre los que descansa el trabajo en equipo, ya sea deportivo o empresarial, y sobre los que se desarrolla el liderazgo. Por ejemplo: ¿Por qué el mejor jugador de la NBA esta temporada, Giannis Antetokounmpo, que formaba parte del equipo griego, ha fracasado estrepitosamente, cuando las apuestas le situaban colgándose la medalla de bronce? o ¿por qué el combinado español, sin alguna de sus máximas figuras, y con un inicio poco o nada esperanzador ganó a la gran Serbia, candidata número uno al oro?, o ¿por qué EEUU con la renuncia de 17 jugadores NBA, con evidentes problemas en todos los partidos y sin enamorar a nadie con su juego, sigue avanzando invicto?
Un equipo es algo más que una estrella
Los equipos no se construyen de la noche a la mañana, ni si quiera teniendo a grandes figuras en el grupo. Se necesita tiempo para ensamblar los equipos, para conocerse, para construir confianza. Las imágenes de la imponente figura helena, Giannis Antetokounmpo, haciendo la guerra por su cuenta, intentando resolver él sólo la situación en el último partido, constatan que en ese equipo faltaba algo. El resultado de esa ansiedad le llevó al banquillo cinco minutos antes de acabar el partido. Él era la viva imagen de la impotencia.
Es difícil desde la distancia conocer qué ha pasado o cuál es la razón del descalabro. Probablemente más que la falta de calidad del grupo tenga que ver con una notable falta de conexión entre los diferentes componentes del equipo. La conexión de los equipos depende en gran medida de estos 3 factores: el nivel de confianza entre los componentes del equipo y el entrenador, la práctica de la empatía, donde la escucha activa/empática resulta fundamental y establecer una comunicación eficaz entre todos los componentes del equipo. En el caso del equipo griego, probablemente, alguno de estos elementos ha fallado de forma estrepitosa, debido a la presencia de un nuevo entrenador y nuevos jugadores.
Un equipo es trabajo, esfuerzo y compromiso
Todos los entrenadores lo dicen: el trabajo y el esfuerzo no se negocia. La diferencia entre los grandes y el resto está probablemente en que los primeros respetan y cumplen esa máxima. Y, en este sentido, hay que descubrirse ante Sergio Scariolo y su equipo. El trabajo, el esfuerzo y el compromiso sirven para entender por qué España sigue invicta, practicando un baloncesto en ataque con muchos errores y lejos del talento que mostraba en otros campeonatos, pero haciendo una defensa impresionante y digna de elogio. Basta con remitirnos a las imágenes para entender el por qué. Jugadores agotados, con problemas físicos y agrupados cada partido como una piña. Ganen o pierdan, al finalizar cada partido se les ve unidos, conectados y comprometidos con su trabajo. Porque el compromiso se ve ahí, en juntarse y dar un paso adelante cuando las cosas se ponen feas. Y en este campeonato, como en otros, ha habido momentos muy feos, dónde probablemente, sólo ellos creían en sus posibilidades.
Los líderes generan la conexión de los equipos
Hay una máxima relacionada con el liderazgo, que dice que un líder crea seguidores. En mi opinión, un líder crea líderes, como sostiene Tom Peters. Está por ver si la selección de EEUU, sin sus grandes estrellas, es capaz de tener los líderes que demanda cualquier equipo. Ante esa duda, lo único que podemos asegurar viendo las imágenes, es que el líder está fuera de la pista, y es su entrenador, Gregg Popovich. Su carisma, su sabiduría, su fuerza y su presencia acapara todos los focos. De hecho, las imágenes de televisión en los tiempos muertos del equipo, se centran casi exclusivamente en él. Aunque hay una imagen que se repite al finalizar cada partido y demuestra por qué es uno de los entrenadores más respetados de los últimos 20 años en el mundo del basket. Cuando concluye el partido siempre tiene palabras con los entrenadores del equipo contrario, con una sonrisa en la cara, mostrando respeto a su rival. O alguna conversación con algún jugador del equipo contrario. Ayer, después de jugar contra Brasil, mantuvo una conversación con un jugador brasileño que tuvo a sus órdenes en los Spurs, hace algunos años. Las imágenes valen más que mil palabras, y sirven para ilustrar la relación de un padre y un hijo. Había amor, ternura y todos los aspectos esenciales asociados a la conexión. Eso es saber construir un equipo y liderarlo a través de la comunicación, la empatía y la confianza.
“No es necesario que me gusten los chicos del equipo, pero como su entrenador debo amarlos.” (Vince Lombardi)