Ibai, los youtubers y la comunicación.

Nuevo paradigma.

El Rubius, The Grefg o Ibai. Seguramente, hayas escuchado alguno de estos nombres en las últimas semanas por diferentes razones. Uno por su polémico traslado a Andorra para pagar menos impuestos. Otro porque logró en una noche una audiencia de 2,5 millones en directo en su canal en Twitch. Y el otro por la entrevista, en plan colega, que realizó la semana pasada al futbolista G. Piqué. Son los famosos youtubers, streamers o casters. Y están cambiando el paradigma de la comunicación en nuestro país.

 

Estos jóvenes se dedican a publicar vídeos, en directo o grabados, de partidas de videojuegos competitivos haciendo comentarios sobre su desarrollo. O simplemente, suben diferentes contenidos en sus plataformas y redes sociales y los comentan, interactuando con sus seguidores. Son los nuevos referentes de jóvenes y adolescentes y cuentan con millones de seguidores en YouTube, Twitch o Twitter. ¿Por qué?, ¿por qué se han convertido en los «reyes del mambo»?

 

Estilo de comunicación diferente.

Seguramente, una de las razones detrás de su éxito es el producto que venden: los videojuegos. Hoy la industria del videojuego mueve miles de millones de euros. Y estos jóvenes han aprovechado la oportunidad para convertirse en narradores y expertos del videojuego, para llegar a millones de jóvenes y adolescentes “adictos” a estos juegos.

 

 

Otra de las razones es su estilo de comunicación desenfadado, irreverente, transgresor o políticamente incorrecto. Es una comunicación que se adapta al lenguaje que utiliza la juventud y la adolescencia y eso engancha. De hecho, aunque no nos guste, nadie puede negar su autenticidad. Probablemente, porque hablan con pasión de algo que les gusta, que les divierte y de lo que se pueden tirar horas hablando y comentando. Seguramente, cualquiera de nosotros haría lo mismo, si nos dejaran hablar de algo que nos gusta o nos interesa mucho. Qué diferentes serían nuestros trabajos, si nos dedicáramos a eso que nos apasiona, ¿verdad?

 

El lenguaje crea realidades.

Más allá de sí nos gusta o no su estilo de comunicación. O sí estamos de acuerdo con sus opiniones, ideas o actos. O de sí nos parece bien o mal que se hayan convertido en referentes para millones de jóvenes y adolescentes, la realidad es que este fenómeno ha llegado para quedarse y está creando una nueva realidad. Dicen que el lenguaje crea realidades, y la forma en la que nos comunicamos refleja nuestros pensamientos, ideas, emociones determinando la realidad que vivimos.

 

Estos youtubers, streamers o casters están creando una nueva realidad con su comunicación. Hablan como si estuvieran entre amigos. Entre ellos, hay grandes “narradores o contadores” de lo que ven cuando juegan, sin haber pasado por la universidad de ciencias de la información. Y los que se dedican a “hacer entrevistas” las hacen como sí fuera una charla entre colegas, que se juntan para tomar unas cañas. La cuestión es que eso conecta, engancha, llega y ahí están viviendo “días de vino y rosas”.

 

Y nosotros, ¿cómo es nuestra comunicación en el trabajo?

 

Probablemente, los ambientes laborales que nos han tocado estén en el polo opuesto. Nos sometemos a una comunicación políticamente correcta, llena de formalismos y palabras técnicas. Con anglicismos y traducciones literales. Por ejemplo, yo llegué a escuchar el término “performar” de la palabra inglesa “performance”, para referirse a dar un buen rendimiento. ¿A quiénes motivan palabras asociadas al mundo de la empresa como control, planificación, disciplina, gestión, eficiencia o burocracia?

 

Lo que nos engancha no está en ese tipo de lenguaje o de palabras. Está en ese lenguaje cercano que todos utilizamos cuando estamos con los amigos o la familia. Palabras que suenen cercanas, accesibles y atractivas. Palabras que nos acercan al humor, al buen rollo, a lo positivo. Por ejemplo, ¿para qué vale hablar de conceptos grandilocuentes como liderazgo, motivación, equipos, transformación, compromiso, innovación, estrategia, etc … si estas palabras no conectan con las necesidades de las personas?

 

¿Por qué sonamos tan aburridos?

Es probable que la causa profunda de esta comunicación tan plana y aburrida, que nos lleva a utilizar las mismas palabras, expresiones y ser políticamente correctos, esté precisamente en el origen del éxito de los youtubers, streamers o casters. Ellos disfrutan de lo que hacen. Son naturales, espontáneos, transgresores, irreverentes y les importa un carajo lo que piensen de ellos o si van a quedar bien o mal. Se ganan la vida, haciendo lo que les gusta, así de sencillo y de difícil. Y comunican con autenticidad, nos guste o no, aunque utilicen un lenguaje malsonante o metan alguna patada al diccionario.

 

En cambio, la mayoría de las personas en el mundo laboral da igual el sector al que se dediquen, ni están motivados ni comprometidos con el trabajo que realizan. Porque no les gusta lo que hacen. Se dedican a cumplir con el expediente y utilizan las mismas expresiones y palabras, la misma comunicación. Todo se hace formal y aburrido. Y así es imposible conectar ni enganchar a nadie. Ahora, pregúntate cómo comunicas y date cuenta de la realidad que estás creando. Quizá, también nosotros podamos aprender algo de Ibai, El Rubius o The Grefg.

 

“Si el examen dura 90 minutos, ¡te levantas en el 91!”

(Ibai Llanos)

 

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