¿Cómo se mantiene el esfuerzo en los equipos?

Pereza social

Un ingeniero agrícola francés, Maximilien Ringelmann, exploró la dinámica del esfuerzo en grupo en 1913. El experimento consistía en que sus alumnos tiraran de una soga, tanto uno por uno como en grupo, mientras el medía la fuerza que ejercían. Y demostró que el acto de tirar en equipo hacía que cada persona ejerciera menos fuerza que cuando lo hacía sola.

“Este fenómeno se denominó “pereza social”: cuanto menos identificable resulta el esfuerzo de una persona, esta menos se esfuerza.”

Quizás esta sea una de las causas por las que nos cuesta tanto trabajar en equipo. En general, hemos sido educados en la cultura del individualismo y del esfuerzo personal, y cuando hemos tenido que hacer trabajos en grupo, siempre intentábamos escabullirnos de la tarea.  La cuestión es, ¿qué hay que hacer para que el trabajo en equipo sea más productivo?

Efecto “espejo”

Muchos años más tarde, otro grupo de investigadores de la Universidad de Fordham decidieron comprobar si había algún modo de superar la pereza social. Y demostraron que cuando un compañero sabía que otro compañero lo iba a dar todo, aquel también se esforzaba al máximo.

“Se demostró que un gran esfuerzo, o la simple percepción de que se realiza un gran esfuerzo, se transfiere. ”

En otras palabras, el efecto Ringelmann puede contrarrestarse. El antídoto consiste en saber que hay alguien más en el grupo que no se guarda nada en la recámara.

El ejemplo fomenta el compromiso

Por esta razón es tan importante, disponer dentro del equipo de personas comprometidas y que den el máximo. Son un ejemplo para el resto, y provocan un efecto en el estado de ánimo del resto. Esta reacción se debe a lo que los científicos denominan el “circuito abierto del sistema límbico del cerebro”.

Dependemos de conexiones con otras personas para determinar nuestros estados de ánimo, lo que significa que mi estado de ánimo influirá en el de las personas con las que me relaciono y viceversa. Así un estado de ánimo caracterizado por la entrega, el esfuerzo máximo, etc… se extenderá al resto del grupo a través del ejemplo.

Carles Puyol, excapitán del FC Barcelona, lo explicaba así: “Creo que cuando ves a un compañero trabajar al máximo y darlo todo, lo que no puedes hacer es quedarte ahí y dejar que un jugador de otro equipo te pase por delante. Sí todo el mundo está dando el cien por cien y tú das solo el ochenta, se nota. Así que creo que eso hace que todo el mundo de el cien por cien”.

Atención a las dinámicas de equipo

Sin embargo, no basta solamente con la existencia de estas personas comprometidas dentro de los equipos. También, el líder debe prestar atención a otros aspectos que determinan el éxito de los equipos.

  • Gestionar equitativamente las tareas. Ser justo.
  • Otorgar protagonismo a todos los miembros. Fomentar la participación.
  • Desarrollar la inteligencia colectiva del equipo, a través del debate de ideas.
  • Alentar el crecimiento de cada componente con retos adecuados.
  • Reconocer el trabajo realizado, en privado y públicamente.

“Mi ego exige, para mí mismo, el éxito de mi equipo”

 (Bill Russell, exjugador Boston Celtics)

Neil Young – Heart of Gold

Fuente: Capitanes (Sam Walker)