¿De qué están hechos los equipos?

 El ejemplo construye equipos

El deporte nos suele brindar la oportunidad de encontrar ejemplos que ilustran aspectos que desearíamos trasladar a nuestros equipos de trabajo. Este fin de semana se despedían varios jugadores top en sus respectivos equipos de fútbol: Iniesta, Torres y Xabi Prieto. Cuando les escuchas hablar a cualquiera de ellos, transmiten calma, serenidad, inteligencia, trabajo, constancia… Y cuando escuchas a sus compañeros se refieren a ellos con máximo respeto y los consideran un ejemplo.

El ejemplo marca la diferencia. Cuando nos encontramos en un equipo un compañero que se entrega, que muestra buen humor, que dialoga, que empatiza, que tiene claro los objetivos, que se esfuerza… algo de eso nos impregna y nos contagia. Nos gustaría ser cómo ellos. Encontrar referentes es lo que marca a los equipos. Lo que permite unirlos. Son el pegamento de un grupo. Y al final se convierten en los líderes.

Sin levantar la voz, también se comunica

Solemos pensar que para ser un gran comunicador, tienes que ser un gran orador. Sin embargo, la realidad demuestra que no es necesario hacer grandes discursos para llegar a comunicar con efectividad.

Muchas veces, es más efectivo hablar poco y claro que mucho y confuso. Y la forma más efectiva de comunicar es demostrar lo que quieres con tu ejemplo, con tu trabajo. Los filósofos griegos lo tenían muy claro: habla con tus actos más que con tus palabras.

Es sintomático que cualquiera de ellos habla de forma muy clara y sin estridencias. Sus palabras reflejan lo que antes han mostrado sus actos. Hay coherencia entre lo que hacen y dicen, y eso genera confianza. Y ese es otro de los elementos sobre los que se construye un equipo.

El trabajo como fundamento de la excelencia

En una entrevista que le hacía el periodista Thomas Leoncini al Papa Francisco, recordaba una de las mayores lecciones que aprendió de su abuela: “La belleza que ves hoy es el trabajo de ayer, de lo que ha sufrido e invertido en silencio.” Se refería al músico Serguéi Serguéievich Prokófiev. Y esto es algo que se nos olvida con demasiada frecuencia.

Pretendemos acceder al éxito con rapidez, con recetas inmediatas, tanto a nivel individual como a nivel colectivo. Y nos olvidamos que la clave del éxito está en el tiempo. Más bien, en la perseverancia, definida como el esfuerzo repetido en el tiempo.

Cualquiera de los tres ejemplos que he utilizado, destacan por su capacidad de trabajo, de esfuerzo, de sacrificio… Eso que hicieron desde niños, les ha llevado a lo que hoy son. Y esa receta es válida para construir un equipo: perseverancia para pulir todas las imperfecciones.

El trabajo desarrolla la serenidad

Ninguno de estos protagonistas lo ha tenido fácil, pese a tener carreras deportivas exitosas. Sin embargo, cuando les escuchas hablar, desde la distancia, percibes una calma y una tranquilidad que te invita a seguir escuchando.

Quizá sea esa capacidad de trabajo, de tener los pies en la tierra, de no haber perdido la humildad que traían de base… lo que les ha permitido transitar con sabiduría por un mundo que les brindaba muchas distracciones.

Sus palabras transmiten templanza y serenidad. Aspectos necesarios para tener “temple” en los momentos en que llegan las adversidades que se producen en la vida de cualquier equipo o persona.

“Queremos estar con amigos mejores que nosotros, de manera que podamos aprender de ellos.” (Aristóteles)

Infinito Iniesta