¿Por qué un equipo necesita hacerse preguntas?
Tres preguntas simples.
Imagina que tu equipo ha tenido un accidente aéreo y milagrosamente habéis aterrizado sin sufrir ningún daño físico sobre tierra firme en algún lugar en medio de un océano. Después del shock inicial, hay tres preguntas que debéis responder, aunque no haya nadie que las plantee de forma explícita.
- ¿Dónde estáis?
- ¿Cómo lo sabéis?
- Y ¿qué debéis hacer?
Puede ser que en esos momentos la confusión, la incertidumbre y el miedo reine en el equipo. Pero evitar este tipo de preguntas es el modo más directo de acabar pereciendo en un lugar extraño. Quizá sirva el ejemplo de la película «Viven», para ilustrar la necesidad de tomar acciones ante estas preguntas que surgen situaciones tan adversas. Este es un supuesto que en diferentes dinámicas de teambuilding se plantea a los miembros del equipo para desarrollar determinadas habilidades de comunicación y liderazgo entre otras. Pero, qué sucede sí estas mismas preguntas las hacemos un día normal, en la oficina o en tu casa si estás teletrabajando. ¿Somos capaces de responderlas como equipo, o incluso individualmente?
¿Dónde estáis?
Seguro que individualmente podéis dar respuesta a esta pregunta. La oficina, mi casa, un atasco, visitando a un cliente…Pero, vamos un poco más allá de lo evidente en relación al lugar dónde os encontráis como equipo. ¿Dónde estáis realmente? ¿Es un lugar donde os sentís cuidados y respetados? ¿Existen políticas motivacionales o necesitáis “auto-motivaros” cada día? ¿Se fomenta la participación? ¿La comunicación es directa, clara y transparente? ¿Existe un clima de confianza entre los diferentes equipos o departamentos? ¿Hay un líder que marca el camino? ¿Sois un equipo o un grupo que trabajar bajo el mismo techo?… Todas estas preguntas llevarán a un estado de reflexión y de activar nuestro pensamiento crítico. Algo a lo que habitualmente no estamos acostumbrados por estar centrados en la obtención de resultados.
¿Cómo lo sabéis?
Obviamente, esta respuesta no tiene demasiada dificultad si nos referimos al espacio físico que ocupamos. Tan sólo es necesario mirar un mapa o acceder con vuestro móvil a la ubicación actual en tiempo real. Ahora bien, responder a cómo sabéis cómo es la comunicación, la participación, la motivación, el nivel de confianza, etc.., requiere tener conocimiento sobre estos aspectos y unos referentes con los que comparar todos estos indicadores. Y para ello, es necesario tomar conciencia de cómo estos aspectos están incidiendo en el devenir del equipo y en el rendimiento del mismo. Es decir, para responder a esta pregunta, previamente hemos necesitado aprender, porque nada le es dado al hombre automáticamente, ni conocimiento, ni confianza en sí mismo, ni el manejo del lenguaje…Y a un equipo tampoco.
¿Qué debéis hacer?
Una vez el equipo ha tomado conciencia de dónde está, debe decidir qué debe hacer en relación a todos los aspectos que afectan a la vida de un equipo. Por eso, debe preguntarse qué debe hacer con la comunicación, con la gestión de las emociones, con la motivación, con el compromiso, con los valores, etc. Y, en esto, generalmente, los equipos, y las personas en particular, apenas suelen reparar, ni dedicar tiempo. De tal forma, que la mayoría de las ocasiones vamos como pollos sin cabeza, corriendo, buscando resultados, pero sin evaluar cómo debemos vivir y qué repercusiones están teniendo nuestras acciones y comportamientos en el día a día.
Pasar a la acción como equipo
Generar espacios dónde un equipo pueda plantearse estas cuestiones es una labor ineludible sí un equipo quiere crecer. Un equipo necesita pensar, reflexionar, analizar, priorizar, darse cuenta, rectificar…Pero, las preguntas no sólo deben generar ese proceso de reflexión, además deben hacernos pasar a la acción. Sólo desde la acción podemos cambiar las cosas. Por eso, son necesarios los planes de acción, cuánto más imperfectos mejor. Porque la realidad ya se va a encargar de desbaratarlos. El proceso es sencillo:
- Planifica tareas concretas con responsables que se encarguen de ellas
- Realiza dichas tareas fijando un plazo o fecha determinada.
- Comprueba cuáles han sido los resultados
- Y vuelve actuar, modificando dichas tareas si no han dado los resultados deseados.
“Ni el problema ni la pregunta son conocimientos, al contrario, son reconocimientos de ignorancia, pero abren espacio al conocimiento, Impulsando al investigador más allá de lo que sabe. La inteligencia no es, por tanto, la capacidad para resolver problemas, sino, sobre todo, la capacidad para plantear problemas. Es decir, para inventar proyectos de investigación.”
José Antonio Marina
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