¿Cómo cohesionar un equipo a través del lenguaje?
¿Te has preguntado cómo habla tu equipo?
O mejor incluso, ¿te has parado a pensar qué palabras utilizas? Quiero rescatar una historia que leí en el libro de Luis Castellanos, “La Ciencia del Lenguaje Positivo”. Cuenta que el chef Antoni Luis Aduriz le dijo en una ocasión a un chico que trabajaba en su restaurante, y al que se le había caído un plato que estaba preparando: “Relájate y disfruta. Si todo esto no sirve para que tú disfrutes, no tiene sentido”. Y ahora piensa, ¿cómo nos hablamos a nosotros mismos?, ¿cómo te diriges a tu equipo o a tus compañeros?
Hechos y emociones
En nuestra vida laboral, ante cualquier acontecimiento, experimentamos diferentes emociones, las cuales no tienen por qué coincidir con las de nuestros compañeros de equipo. Una discusión, un ascenso que deseábamos y que fue concedido a otra persona, un jefe que no nos valora, la incorporación de un compañero al que vemos como una amenaza, la pérdida de un cliente que se va con la competencia, la rutina diaria del trabajo, la incertidumbre que provocan los cambios…
Ante la aparición de estas emociones básicas (miedo, ira, tristeza) de signo negativo no podemos luchar. No podemos controlarlas. Como demostró el gran neurocientífico Antonio Damasio, sólo podemos sobreponernos a ellas, sintiendo emociones positivas de mayor intensidad. El reto está en cómo generamos esas emociones positivas.
Primero, utiliza el lenguaje positivo
Qué diferente hubiera sido sí el chef hubiera reprendido al chico con estas palabras: “Eres un inútil, mejor que no vuelvas por aquí, porque no sabes aguantar la presión”. Una frase demoledora, que hubiera acabado con la autoestima de aquel muchacho. Sin embargo, utilizó las palabras justas para llevar al chico a sentir unas emociones asociadas a la alegría, al disfrute, a la calma o a la tranquilidad.
Ahora piensa, ¿qué palabras utilizas en tu trabajo, o en tu equipo o en la vida personal? En muchas ocasiones, somos nosotros mismos nuestros principales saboteadores. Necesitamos encontrar y utilizar aquellas palabras o verbos que nos dan energía, fuerza y vitalidad.
Segundo, rodéate de personas que saben cómo cuidarte
En el post que escribía hace un par de semanas, recordaba uno de los principios de Gregg Popovich, para construir su equipo: el cuidado sincero de los demás. En los equipos y en la vida en general, necesitamos personas que puedan acompañarnos, que tengan la habilidad para escucharnos y comprendernos, que sepan ofrecer sus palabras de ánimo en momentos de abatimiento o sus silencios cuando lo mejor es quedarse callado. Que fomenten el buen humor, la alegría o la positividad.
Los equipos necesitan más Popovich, más Aduriz o más Castellanos, escritor del libro al que hacía referencia y que recomiendo su lectura encarecidamente. Sin embargo, el cambio fundamental debe proceder de uno mismo. Darnos cuenta de qué palabras utilizamos y, sobre todo, disfrutar más de lo que hacemos. Todos debemos hacernos la misma reflexión inicial: “Si todo lo que somos, hacemos o tenemos no nos sirve para disfrutar, entonces es que algo falla”. Deberíamos encontrar algo con lo que disfrutar y darle sentido a lo que hacemos, tanto en los equipos de trabajo, como en nuestra vida personal.
“Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” (Ludwig Wittgenstein)