LA VISIÓN DE UN EQUIPO JUGANDO CON LEGO
Las grandes preguntas que debe hacerse un equipo
Hay tres grandes preguntas que cualquier ser humano debe hacerse en la Vida: ¿Quién soy?, ¿A dónde voy o qué quiero? y ¿Cómo superar las adversidades? Estas tres preguntas son claves para que una persona pueda dirigirse con solvencia y seguridad por la Vida. Pero no sólo las personas deben hacerse estas preguntas, también las empresas y los equipos que las componen deben cuestionarse estas preguntas cambiando ligeramente los términos: ¿Cuál es la identidad de esta empresa/equipo?, ¿Cuál es la visión? Y ¿Cómo superar las adversidades a las que nos enfrentamos en el día a día?
Identidad, visión y superar las adversidades son tres aspectos ineludibles para cualquier empresa o equipo. La identidad porque les permitirá conocer quiénes son (sus fortalezas, debilidades, valores, motivaciones…). La visión porque nos dará la imagen hacia dónde queremos dirigirnos. Y superar las adversidades es clave para poder avanzar hacia los objetivos propuestos y deseados. Ahora bien, ¿cómo hacernos estas preguntas sin caer en discusiones filosóficas y que nos permitan aprovechar el tiempo?
El juego fomenta la de participación del equipo
Hace unas semanas trabajé durante una sesión con una empresa que quería conocer fundamentalmente cuáles eran los sueños de las personas que conformaban ese equipo y desde ahí comenzar a trabajar en equipo hacia una visión compartida. En dicha sesión, utilicé una de las metodologías que más aplico en mis talleres de formación en empresas/equipos y en los procesos de coaching individuales y con equipos: la metodología Lego Serious Play.
La ventaja principal de la metodología LSP es la versatilidad para poder utilizarla ante cualquier objetivo que se plantea y, sobre todo, hay algo que es vital para un equipo: la participación. Con LSP, las personas participan, se sueltan a hablar a través de lo que construyen sus manos. Participación, comunicación, escucha…tres elementos que resultan fundamentales para alcanzar la conexión y crear ese espíritu de pertenencia de un equipo y que permite ir creando la identidad de los equipos (a la que hay que añadir los valores, las normas por las que se rigen los equipos).
La visión permite saber a dónde se dirige un equipo
Cuando un equipo inicia un viaje necesita saber a dónde va. La visión es esa imagen que permite hacer tangible el sueño, aquel lugar deseado al que se quiere llegar. Una visión que debe ser amplia, detallada, retadora y positiva. Cuando un equipo trabaja la visión debe hacer un ejercicio de visualización de que futuro quiere lograr, ya sea a 3 o 5 años vista.
La metodología LSP permite construir cómo queremos que sea ese futuro, y obtener una imagen concreta, tangible, visual…Utilizando diferentes construcciones, que en modo de metáfora representan aquello que deseamos. Una visión que integre los objetivos principales, el propósito, los valores…
Para llegar a esa visión necesitamos saber cosas
La visión no se consigue de la noche a la mañana. Se necesitan aprender cosas: competencias, habilidades, conocimientos, hábitos… Lo que denominamos aprendizajes, y ellos darán lugar a la famosa «mejora continua». Es aquí donde reside el éxito de un equipo, en aprender cada día, dando lo mejor de cada uno. No hay otro atajo para alcanzar los objetivos que nos proponemos tanto individualmente como colectivamente.
Además, es necesario desprendernos de los lastres y las cargas que nos impiden avanzar (los miedos, las creencias limitantes, las relaciones tóxicas, los procesos lentos, la burocracia…). Quizá, este sea la conversación más importante que surge en la visión: ser capaces de hacer autocrítica, para cambiar aquello que se puede mejorar.
Y, por último, identificar aquellas cosas que nos mueven, que nos dan energía… Porque para llegar a dónde queremos llegar vamos a pasar por dificultades. Y, en esos momentos duros, necesitamos asirnos a algo que nos de fuerza para continuar. En la motivación y en la voluntad es dónde encontramos la clave para superar las adversidades que un equipo se encuentra diariamente.
Sin un plan de acción, la visión no está completa
Lo que diferencia al sueño de la visión es la acción. De nada vale, soñar con lo que queremos si luego ese sueño no lo traducimos en acciones concretas. Dentro de un plan de acción que sirva para fijar objetivos intermedios, tareas, actividades y compromisos. La visión es el sueño puesto en acción, y en la acción se demuestra el compromiso del equipo.
Y esta es la forma en la que terminamos un taller donde se construye la visión. El resultado es no solo pasar un rato divertido jugando, dándole sentido y significado a las construcciones, sino además generar un plan de acción “imperfecto”, con pocos objetivos pero que sirva de arranque para que la visión comience a construirse desde ese mismo día. Y evitar que al final, tengamos un recuerdo divertido del taller, pero que no se concretó en nada. Algo que por desgracia sucede en muchas de las formaciones que hacen los equipos y empresas.
“Una visión sin acción es un sueño.
Una acción sin visión es una pesadilla”
(Proverbio Japonés)
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