Entornos de aprendizaje ideales en los equipos
Cuando aparecen los héroes…
Hace unas semanas, cuando aún teníamos en el recuerdo los goles de Messi frente al Liverpool, leíamos una frase inquietante del creador del método SCRUM, Jeff Sutherland: “un equipo que depende de acciones heroicas para cumplir sus objetivos no funciona como se supone que debería”. Pocos días después, la realidad se encargó de demostrar dicha afirmación. Los equipos que dependen de los héroes, tarde o temprano, acaban fallando. Es decir, los héroes contra lo que pueda parecer, son un síntoma de una disfuncionalidad: la mala planificación. Sin embargo, el problema se agudiza cuando se hace caso omiso a esta circunstancia. Es decir, cuando no se analiza y reflexiona sobre las causas que provocan este hecho. Es entonces cuando desaparece la posibilidad de crear entornos de aprendizaje ideales.
Para crear entornos de aprendizaje ideales, cuando cometas un error arréglalo enseguida
Uno de los rasgos identificativos de la cultura Toyota, es el “genchi genbutsu”. Significa ir al lugar para ver la situación real y poder comprenderla. Cuando aparece un problema, lo ideal es ir a la fuente para observarlo personalmente y verificar los datos, en lugar de teorizar.
De hecho, lo ideal es centrarse en aquello que no funciona, y solucionarlo. Arreglarlo más tarde puede llevar hasta veinte veces más de tiempo. Por ejemplo, en Toyota, todos los trabajadores tienen la capacidad de detener la línea de producción. La idea es que el proceso esté mejorando continuamente. Y que el momento ideal para arreglar un problema es cuando se detecta, no después.
Evitar el modo multitarea para que el aprendizaje sea efectivo
Uno de los grandes errores que cometemos es vanagloriarnos de nuestra capacidad para realizar varias tareas a la vez. Pensamos que siendo multitarea somos mejores. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que cuando realizamos una tarea y estamos expuestos a determinadas situaciones de distracción (sonar el teléfono, recibir mails…), sufrimos determinadas reacciones fisiológicas (aumenta el ritmo cardiaco, aumenta la presión arterial…), que hacen descender nuestro rendimiento.
Es decir, la multitarea nos lleva a perder una de las grandes competencias del presente, la concentración, la capacidad para poner el foco en lo realmente importante. Hacer más de una cosa a la vez nos hace más lentos y peores en ambas tareas. En resumen, para lograr un aprendizaje más efectivo, no debemos empezar una tarea hasta que no hayamos terminado otra. Podemos recordar muchas cosas, pero sólo podemos concentrarnos en una cosa cada vez.
Entornos de aprendizaje: Aprender mediante la reflexión constante y la mejora continua
Aprender es un proceso continuo, y para que se produzca la mejora continua o kaizen es necesaria una actitud de auto-reflexión y auto-crítica, cuyo origen está en un deseo ardiente por mejorar. En la cultura japonesa, la reflexión se denomina hansei. De hecho, para los japoneses, “sin hansei, no hay kaizen”.
Sin embargo, en la cultura occidental, la crítica y admitir el error está considerado como algo negativo y un signo de debilidad. Practicamos más el victimismo y la queja, echando balones fuera y culpando a otros, que responsabilizándonos de nuestros errores.
Para que un equipo pueda acceder a entornos de aprendizaje ideales, debe enfrentarse abiertamente a las cosas que no hace bien. Mostrar sus vulnerabilidades, asumir su responsabilidad y proponer medidas que eviten que los errores vuelvan a suceder de nuevo.
Profundizar en las causas de los errores
Todos hemos abrazado la idea de que “los errores o fracasos son oportunidades para crecer”. Sin embargo, la realidad es que el error sólo es válido si va acompañado de una profunda reflexión y una posterior modificación del comportamiento.
Para ello, es necesario profundizar en las causas de los problemas. Es decir, identificar las “causas raíces”. Y para ello, tenemos la técnica de los “cinco ¿por qué?”. Consiste en preguntarnos hasta en cinco ocasiones por qué se produce una situación.
Desterrar el dogmatismo, e instalarse en el terreno de la duda
Consideramos la duda como algo negativo. Y nos han enseñado a no dudar, con el fin de potenciar nuestra confianza. Aquellos que no dudan de nada, se convierten en personas tan seguras de sí mismas, que no dejan espacio para que existan otras posibilidades. Son los dogmáticos, lo que siempre tienen razón y nunca dudan de nada.
Sin embargo, como dice Toni Nadal, hay que ser un fanático o un tonto para no tener dudas. Las personas más sabias son las que más dudan, las que cuestionan sus creencias, sus pensamientos. En los equipos sucede lo mismo. Si queremos equipos inteligentes que aprendan, deben integrar la duda como parte del proceso de aprendizaje. Y eso exige pararse a reflexionar y hacerse preguntas que se resumen en una: ¿cómo podemos mejorar?
“El aprendizaje no es un deporte de espectadores.” (D. Blocher)
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