¿Cómo las empresas y equipos pueden recuperarse de una crisis?
El ciclo fatal de las empresas.
Una de las frases que mejor reflejan el proceso autodestructivo vivido por el FC Barcelona en los últimos 10 años es esta: “El mayor fracaso en los negocios y en la vida, es tener éxito sin entender claramente por qué se tiene.” El autor de esta frase es Jim Collins, autor de la trilogía “Empresas que sobresalen”, “Empresas que perduran” y “Empresas que caen”. Convendría que los rectores actuales del club blaugrana leyeran con atención las recomendaciones existentes en estos libros, sí quieren volver a reverdecer los laureles del éxito en un plazo razonable de tiempo.
En mi último post, explicaba cuáles habían sido las fases que había transitado el FC Barcelona para llegar al desastre actual, siguiendo el modelo de Jim Collins. Un modelo que se puede resumir en un patrón denominado “Ciclo fatal”. Ante una situación comprometida y peligrosa, se toman medidas desesperadas (las recetas mágicas basadas en nuevos programas, organigramas, líderes, modas o fichajes). El problema radica en que ninguna de estas medidas suele dar resultados inmediatos, al no formar parte de un proceso pensado y estructurado. Son cambios de rumbo que suelen llevar a la perdición, con resultados desalentadores. Y cuando nos preguntamos por qué no han funcionado, reaccionamos tomando nuevas decisiones erróneas, sin comprender las causas del fracaso. Probablemente, porque nunca entendieron cuál fue el por qué del éxito. La pregunta sería ¿cómo parar esta espiral destructiva y recuperar la senda del crecimiento?
Factor 1. Liderazgo en empresas y equipos.
En cualquier proyecto colectivo es necesaria la existencia de uno o varios líderes. Sin embargo, la literatura relacionada con el liderazgo es vastísima y corremos el riesgo de perdernos entre teorías y diferentes nomenclaturas. Podemos hablar de la necesidad de un propósito compartido, de unos valores innegociables, de la orientación al cambio y de decenas de cualidades o competencias que deben estar presente en la personalidad del líder. Pero al final, hay dos aspectos innegociables:
- Mostrar una extraordinaria humildad que le lleve a ser un ejemplo para los demás. Esto se traduce en canalizar la ambición hacía la compañía y el equipo en lugar de hacia uno mismo.
- Tener una voluntad de hierro para alcanzar los objetivos Implica mostrar una determinación de hacer lo necesario para lograr los mejores resultados a largo plazo.
Obviamente, este tipo de liderazgo debe estar presente en cada área de una empresa u organización. Y, sí nos referimos a un equipo, es recomendable que exista más de un líder.
Factor 2. Primero quién después qué.
La primera tarea de un líder es encontrar las personas adecuadas. Lo que supone contar con personas competentes y “sacar del autobús” a los incompetentes. Un líder necesita contar con un equipo de personas competentes que puedan ocupar los puestos clave en cualquier organización. Una vez hayamos elegido a las personas adecuadas podremos elegir cuál es el mejor camino para llegar adónde queremos llegar.
Por ejemplo, la Infantería de Marina de los EEUU no crea valores en sus soldados. Primero recluta a gente que comparte los valores ya existentes. Y luego les da el entrenamiento que se requiere para realizar la misión. Probablemente, otro gallo hubiera cantado sí se hubiera seguido esta norma en la política de fichajes de los últimos años en el FC Barcelona. Convendría analizar con rigor, sí todos los que están actualmente deben estar. Y, sí no es así, actuar con determinación y rigor.
Factor 3. Afrontar los hechos desnudos.
Hay una frase de Winston Churchill que sirve para ilustrar uno de los mayores errores que se pueden cometer cuando se lidera un equipo:
“No hay peor error en el liderazgo público que infundir falsas esperanzas que pronto se disiparán.”
La situación actual del FC Barcelona es desalentadora, pese a los esfuerzos de los actuales mandatarios, insuflando optimismo y mensajes motivadores. Probablemente, ese haya sido precisamente el primer error del nuevo presidente, Joan Laporta, cegado por su optimismo natural. Y que ha conducido a tener que aceptar unos hechos descarnados, materializado en la dolorosa marcha del mejor jugador del mundo, Leo Messi.
Una de las cosas que más decepcionan a la gente es infundir falsas esperanzas. Porque genera frustración y dolor cuando las cosas no se cumplen. Cuando la adversidad es muy grave, el camino pasa por asumir la realidad, y no perder la fe en que al final, la visión o el objetivo planteado, se cumplirá. Es lo que se conoce como la “paradoja Stockdale”.
“No hay que perder la fe en que uno prevalecerá contra la dificultad (la cuál no se puede perder nunca) con la disciplina de afrontar los hechos más crueles de la realidad, sean los que sean.”
Factor 4. El concepto del erizo.
Decía Maquiavelo que, para defenderse de los lobos, es necesario contar con la fuerza del león y con la astucia del zorro. Ya que el zorro conoce las trampas que puede tender un lobo. Pero también se requiere la fuerza del león, porque el zorro por sí sólo no puede vencer a un lobo. Sin embargo, pese a la superior astucia del zorro, que le permite saber muchas cosas, hay otro animal que sólo sabe una cosa, pero que le permite siempre ganar. Ese animal es el erizo. Para un erizo existe un principio básico que todo lo unifica y lo guía. Está en un mundo complejo, pero lo simplifica todo. Ve lo esencial y lo demás lo descarta.
Para dirigir una empresa o un equipo, es necesario tener una idea simple e implementarla con perseverancia. Para ello es necesario tener una profunda comprensión de las tres dimensiones o “círculos del erizo”:
- ¿Qué me apasiona? Supone hacer algo con lo que gozo y disfruto. Conviene leer la entrevista que en el último número de la revista Tactical Room se le hizo a Javier Mascherano para entender este concepto. Él lo resume así: «centrate en lo que haces, en lo que disfrutas, porque eso es lo que te sostendrá cuando tengas un mal día».
- ¿En qué puedo ser el mejor del mundo? (y en qué no puedo serlo) Implica tener una disposición innata para hacer lo que hago y que me lleve a ser el mejor. Lo primero y más importante, en cualquier profesión, más allá del resultado, reside en encontrar un estilo propio, una manera de hacer las cosas que te diferencie del resto.
- ¿Qué me permite ganar? Radica en encontrar algo que permita ganar en cualquier ámbito (economía, proyectos, dinero, campeonatos, partidos, etc). Para responder a esta cuestión podemos acudir a otra frase del Mascherano: «los grandes equipos son los que más allá del resultado no cambian su manera de jugar».
Factor 5. La cultura de la disciplina en las empresas y equipos.
Una organización excelente necesita 2 cosas: la cultura de la disciplina y la ética de sus dirigentes/líderes. El objetivo sería crear una cultura en la que cualquier persona dentro de la organización actúe de manera disciplinada y bajo unos valores éticos innegociables. Esto supone seguir algunas proposiciones fundamentales:
- Elección de personal adecuado que actúen con rigor en el cumplimiento de sus responsabilidades: personal disciplinado.
- Saber “decir no” a determinados comportamientos y personas que no se ajustan al perfil de los 3 círculos del erizo: pensamiento disciplinado.
- Evaluación de los resultados obtenidos en función de los objetivos planteados y tomar las decisiones requeridas: acción disciplinada.
En resumen, cuando en una empresa o equipo, hay un personal disciplinado, deriva en la existencia de un pensamiento disciplinado, que conduce a la acción disciplinada.
No hay atajos para las empresas y equipos excelentes.
Conviene finalizar este post con una reflexión: las grandes organizaciones nunca surgen de la noche a la mañana. Es un proceso iterativo. La palabra clave es la coherencia: cada pieza del sistema refuerza las demás piezas para formar un todo integrado. La transformación nunca ocurre de golpe. No existen milagros, ni acciones definitorias, ni un gran programa transformador, ni una innovación tecnológica que lo cambie todo, ni golpes de suerte o milagros.
El daño ha sido tan grande que el FC Barcelona necesitará tiempo para cambiar la dinámica y retomar aquello que les hizo llegar a la excelencia. Se necesita un proceso deliberado de pararse a pensar qué hay que hacer para crear los mejores resultados y, luego, tomar las medidas pertinentes. Es la mejora continua lo que produce resultados, no los golpes de suerte. El ejemplo de John Wooden y su equipo de basket, los “Bruins” de UCLA, sirven para ilustrar este proceso. Todos conocen que ganaron 10 campeonatos nacionales de 12 desde 1964. Pero en las 15 temporadas anteriores no ganaron nada. John Wooden en esa década y media “sólamente” sentó las bases del trabajo (sistema de reclutamiento, implementó un método y refinó el estilo de juego). Es decir, fase 1, preparación, fase 2, resultados. No hay atajos.
“Sin método, orden, voluntad, esfuerzo y sacrificio no son posibles ni el genio ni el triunfo.”
(Solón)
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