El peligro de las distinciones
En el coaching ontológico existe una herramienta que definimos como ”distinciones lingüísticas”. Éstas sirven para dar un nuevo matiz a una palabra o expresión, con la que ofrecer una nueva forma de ver la realidad. Es cierto, que el lenguaje no es inocente. Su uso sirve para representar una realidad, la que cada uno vivimos. Nuestra forma de hablar y comunicarnos refleja nuestras ideas, creencias y educación. Además, según el tipo de lenguaje que utilicemos, más o menos positivo o negativo, nos indica que realidad estamos viviendo.
Por ejemplo, podemos utilizar el término “esfuerzo” en vez de “sacrificio”. O la expresión “dar lo que tengo” en lugar de “pagar el precio”. Los primeros términos de cada distinción ofrecerían la versión amable de una realidad que parece que nos molesta aceptar. En mi opinión, ambas sirven para reflejar lo mismo. Sí quieres algo de verdad, tienes que hacer esfuerzos y sacrificios, dar lo que tienes y pagar el precio para lograrlo. Parece cómo sí con determinadas palabras fuéramos a anestesiar a nuestra mente. Buscamos términos como esfuerzo y en dar lo que tengo, en lugar de sacrificios y pagar el precio.
Siempre pagamos un precio.
Sin embargo, cada vez que tomamos una decisión estamos renunciando a algo. Estamos eligiendo una posibilidad entre varias, y al hacerlo pagamos un precio, nos guste o no. Y si la decisión es importante para nuestra vida, exigirá realizar un esfuerzo y también unos sacrificios.
“Probablemente cuando alguien hace algo desde su pasión, desde lo que le gusta, o desde su motivación intrínseca, no sentirá ni que se está esforzando ni sacrificando ni que está pagando nada. Pero la realidad es la que es, y todo tiene un coste. En economía se llama el coste de oportunidad, porque los recursos también son limitados. Aunque también existe la tendencia a negar esto.” |
Un atleta que ama su deporte, tiene que esforzarse durante cuatro años y realizar multitud de sacrificios, sí quiere estar en condiciones de competir por medallas en los JJOO. Un emprendedor que quiere hacer prosperar su negocio, tiene que asumir unos riesgos y formarse para ser mejor que la competencia, y eso requiere sacrificios y pagar un precio. Una persona que quiere aprobar unas oposiciones, tiene que encerrarse a estudiar durante una temporada y sacrificar tiempo de relaciones y vida social por lograr su objetivo… Y así con cualquier ejemplo que se nos pueda ocurrir.
¿Por qué demonizamos palabras?
Me pregunto que pensarán tipos que han tenido un éxito indiscutible, y que han utilizado estos términos para describir sus carreras. Por ejemplo, Bruce Springsteen hace referencia al concepto de “pagar el precio» en varias de sus canciones. De hecho algunas de sus mejores canciones son autobiográficas y se basan en este argumento: The Price You Pay, The Promised Land, Thunder Road… Otro ejemplo es el Cholo Simeone. En su libro “Creer”, aparece la palabra sacrificio en numerosas ocasiones para destacar el peaje que tuvo que pagar para llegar a dónde llegó, desde que era muy joven.
Es probable que estas distinciones generen una reacción emocional diferente en cada uno de nosotros. Seguramente haya estudios que corroboren que es mejor para nuestra mente hablar de «esfuerzo» y «dar lo que tengo»…
“Sin embargo, podemos utilizar determinadas expresiones como “pagar el precio” o “sacrificio” que están asociados a determinados modelos. Porque reflejan unos valores que compartimos con ellos. Y que sirven para inspirarnos y siguiendo su ejemplo poder conseguir nuestros objetivos” |
“No puedes escapar del precio que pagas, y aprendes a vivir con sus consecuencias”