Compás de espera.

Es el título de una de mis canciones favoritas de Txetxu Altube. No es casual, que esta canción siga formando parte de mi vida. Hoy recurro a ella para referirme al estado que precede a la ansiada motivación: la desmotivación.

“Cuando nos encontramos desmotivados, es complicado saber dónde comenzar a buscar algo que nos motive.

Solemos estar tan bloqueados en nuestro mundo, en nuestra visión de la realidad, que no somos capaces de observar “otras realidades”. ”

Y probablemente, este sea el primer paso para salir de donde estamos: observar qué nos está sucediendo y abrir los ojos a nuevas realidades.

Mirar dentro

Todos pasamos por momentos de desmotivación, aunque interiormente siempre haya algo que nos mueve. La desmotivación nos provoca sufrimiento como consecuencia del dolor provocado por un hecho que ha ocurrido. Y nos genera un cúmulo de emociones y sentimientos negativos:  tristeza, ira, miedo, asco, frustración, aburrimiento, malhumor…

Estas emociones se suelen agudizar y prolongar en el tiempo, lo que provoca estados de ansiedad y de estrés, que hacen cada vez más difícil encontrar lo que buscamos. A medida que avanza el tiempo, tienes más presente ese “tic tac” que te recuerda que estás “jodido”, y que no encuentras nada.

Y frente a eso, cuando estamos motivados todo parece que encaja. Las emociones son siempre positivas: alegría, sorpresa, felicidad, amor… En esos momentos, parece que todos los planetas estuvieran alineados, y todo nos sale bien. Sentimos placer y felicidad.

En el fondo motivación y desmotivación, son dos estados de ánimo por los que irremediablemente todos pasamos. Y los podemos asociar al placer y al dolor.

“Es importante descubrir qué hechos o realidades hacen que sintamos placer y dolor, para identificar dónde motivarnos o qué hacer cuando llega la desmotivación.

El autoconocimiento es fundamental para saber qué teclas tenemos que tocar para activar la motivación.”

Agarrarse a un clavo ardiendo

Sin embargo, a nadie nos gusta sentir dolor, o pasar por situaciones de crisis. Intentamos evitar ese dolor y el sufrimiento posterior, utilizando cualquier medio. Por eso no es de extrañar, que en momentos de desmotivación nos agarremos a un clavo ardiendo, sea lo que sea. Como por ejemplo ir a un psicólogo, a un coach, hacerte de una religión, equilibrar tus chakras, meditar, cantar un mantra, tomar té verde, caminar sobre fuego o cristales, escuchar conciertos de cuencos tibetanos…Todo vale, y nada sirve.

“Hasta que un día te das cuenta que el dolor es irremediable. Forma parte de nosotros, y aunque nos empeñemos en eludirlo, siempre nos encontraremos con él.

No podemos evitarlo, ni negarlo, simplemente aceptarlo y aprender la lección que trae consigo.”

La motivación es algo muy frágil. Hay cientos de elementos que nos pueden llevar de nuevo a la temida desmotivación. Podemos ser inmensamente feliz con el trabajo que realizamos o con nuestra pareja, y en un momento determinado dejar de serlo, sin saber muy bien qué ha sucedido. Al igual que llega el dolor, la desmotivación puede llegarnos en forma de una situación o hecho que nos hace perder la energía, y nos provoca sufrimiento.

¿Qué hacemos cuando estamos desmotivados?

Esta es la gran pregunta. Pues probablemente, la clave está en ser conscientes que estamos viviendo un “compás de espera”. Darnos cuenta que este período de apatía, de tristeza, de pesimismo, de dudas, de negatividad y de queja, pasará, como dice Bruce Springsteen en Lonesome Day (This too shall pass). Por eso, el primer paso es tomar consciencia de lo que nos sucede, simplemente “observando” lo que ocurre y saber lo que somos y lo que hacemos en ese momento.

13790605_mMuchas veces cuando no sabía que iba a hacer con mi vida, me preguntaba cómo podía encontrar lo que me motivara. Y confieso que nunca obtuve una respuesta clara. Sin embargo la respuesta llegó, meses después. Sin darme cuenta de qué estaba ocurriendo, las piezas fueron encajando.

Quizás lo más difícil, es dejar de resistirte a lo que te pasa. Aceptar la situación que estás viviendo, y no preocuparte demasiado por lo que sucede. La clave está en dejarse fluir con lo que sucede.

Es fácil decirlo, y muy difícil hacerlo, cuando tu futuro está en juego o tu vida se tambalea. Sin embargo, la mera observación y el darse cuenta de lo que ocurre, tiene un efecto sanador en lo que sucede.

“En el fondo, la clave vuelve a residir en la aceptación.

Aceptar no es resignarse con lo que sucede, sino estar en paz con “lo que hay”.

Y comprender que sí sucede eso es por algo.”

Seguir adelante

niña esperando

Obviamente, no sólo es suficiente con observar. Hay que seguir adelante, hay que seguir haciendo y tomar decisiones. Probablemente haya que “dar mil vueltas”, y perderte por esos mundos dejados de Dios, como dice la canción de MClan. Hasta que los planetas se vuelvan a alinear y todo comience a tomar sentido.

Sin embargo, creo que la clave está en aflojar la presión. No presionarse buscando remedios inmediatos o soluciones milagrosas… Dejar que el tiempo marque su “tic tac”, sin agobiarnos, hasta que algo nos muestre la solución. Y entender que pese a todo el camino continuará. Llegarán momentos de placer y alegría, y también habrá otros llenos de dolor y tristeza.

Entender la desmotivación como un “compás de espera” es el modo más inteligente de aligerar la ansiedad que sentimos cuando no encontramos la salida, cuando nos presionamos demasiado. En ese momento, entender que somos lo que somos, y permitirnos no saber todas las respuestas, es el modo más eficaz para no volvernos locos, y dormir en paz.

“Ningún copo de nieve cae en el lugar equivocado”. (Proverbio chino)