Los conceptos esenciales de un equipo: el compromiso (2ª Parte)
Identificar lo que de verdad importa
Esta semana leía el libro “El sutil arte de que (casi todo) te importe una mierda” de Mark Manson. Aunque el título pueda resultar sugerente y llevarnos a la idea de ser un pasota ante todo lo que sucede, la realidad es que no podemos asumir alegremente esta conclusión. Siempre habrá algo que nos importe de verdad. Lo inteligente y lo que demuestra nuestra madurez es la capacidad para identificar aquello que realmente nos importa. Que como te puedes imaginar son muy poquitas cosas. Sólo descubriendo aquello que de verdad es importante, podemos llegar al COMPROMISO.
Y, para llegar al compromiso, ya sea a nivel personal o a nivel de equipo, antes se debe realizar un proceso de elección: escoger entre diferentes alternativas y rechazar aquello que no es importante, es decir lo que es accesorio y superfluo. Obviamente, para llegar a tal decisión, antes hay que pensar, reflexionar, discutir con uno mismo o con el grupo, para decidir con qué nos comprometemos. Estos son algunos de los factores que determinan el compromiso en los equipos.
¿Qué es el compromiso?
Según la RAE, una de las acepciones de compromiso es la de “obligación contraída o palabra dada”. El compromiso es uno de los elementos clave en la construcción de cualquier equipo porque indica lo que realmente es importante, aquella parte relevante de nuestra vida que ponemos en juego. Sí hay compromiso por construir un equipo, se hará. Como decía Goethe en su loa al compromiso, “Hasta que uno se compromete, siempre hay dudas”.
Comprometerse significa dar un paso más. Significa asumir unas obligaciones públicas, con el fin de lograr un objetivo, aún sabiendo que las cosas se podrán difíciles en el transcurso de la travesía. El compromiso es fruto de una decisión personal, que nace de una elección libre y consciente de la voluntad individual, y que exige una serie de responsabilidades. El compromiso se prueba no sólo en el éxito sino sobre todo en el fracaso y la frustración. Se demuestra cuando las cosas se ponen feas, cuando se acaba la diversión.
“El COMPROMISO es la prueba de fuego de los equipos cuando las cosas se ponen feas.”
La gestión emocional
Una discusión con un compañero, un ascenso que deseábamos y que fue concedido a otra persona, un jefe que no nos valora, la incorporación de un compañero al que vemos como una amenaza, la pérdida de un cliente que se va con la competencia, la rutina diaria del trabajo, la incertidumbre que provocan los cambios… Cualesquiera de estos hechos provoca algún tipo de reacción emocional, que afectará indefectiblemente a nuestro nivel de compromiso con el trabajo, el equipo o la organización. Por eso, es necesario saber gestionar estas situaciones de alta carga emocional para que nuestro compromiso no disminuya.
La gestión emocional de una persona o en un equipo se alcanza cuando somos capaces de identificar y regular nuestras emociones y dar una respuesta apropiada, que no sea la respuesta impulsiva. Esto es poner inteligencia entre los estímulos que recibimos y la respuesta que damos. Esto se denomina autocontrol emocional, y es una parte de la inteligencia emocional.
“La MADUREZ EMOCIONAL es la cualidad de los equipos para transcender situaciones emocionalmente complejas y estados de ánimo negativos.”
La motivación
El modo más efectivo de activar la motivación de una persona o equipo es conseguir que puedan realizar su tarea divirtiéndose. Es decir, que entren en ese estado de flujo que descubrió Mihaly Csikszentmihalyi. Aunque hay que ser muy ingenuo para pensar que todos los miembros de un equipo disfrutan en sus trabajos. La motivación se ha convertido en un gran quebradero de cabeza para muchos jefes, al ver a su gente poco o nada comprometida en sus puestos. No hay duda de que la motivación es un elemento vital para lograr el compromiso del equipo.
Ahora bien, ¿cómo motivo a mi equipo?, ¿realmente puedo motivar a alguien?, ¿qué resortes hay que tocar para activar la motivación de un equipo? Para poder influir, estimular o persuadir a los diferentes componentes del grupo antes hay que conocer qué razones o motivos impulsan a cada uno de ellos a levantarse de la cama cada mañana, y ponerse en marcha. Hay que conocer sus razones, sus deseos y sus motivaciones.
“La MOTIVACIÓN es el combustible que mueve a los equipos y se alimenta con la voluntad de cada uno de sus miembros.”
El buen ambiente
El buen ambiente en los equipos es una consecuencia de haber trabajado cada uno de los pasos previos. Sin confianza, sin empatía, sin una buena comunicación, sin madurez para saber gestionar las emociones y sin motivación, es imposible instaurar un buen clima entre los miembros de un equipo. Además, existen otros aspectos que tienen una importancia vital para que el buen clima no sea algo pasajero y frágil, por ejemplo, la existencia de un propósito compartido y unos valores que guíen al equipo.
Las emociones asociadas al buen ambiente son la alegría, el buen humor, el optimismo, el entusiasmo, la diversión, la ilusión… En cualquier caso, habrá que tener cuidado y establecer la dosis correcta de cada una de estas emociones positivas. Porque no hay nada más peligroso que encontrarnos con un “equipo Disney”, dónde parece que todo es perfecto y maravilloso, y dónde reina la armonía artificial o fingida.
“El BUEN CLIMA es la consecuencia del establecimiento de múltiples factores y condiciones que impiden la desmotivación del equipo.”
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