El cambio genera incertidumbre

Lo que le impulsará definitivamente a una empresa o a una persona a realizar un cambio es la expectativa de beneficio, mejora o evolución.  A través de este análisis dará sentido a las acciones que vaya realizando. Es decir, el cambio sólo lo contemplamos cuando prevemos lograr un beneficio o una mejora. Parafraseando al genial José Mota: “sí hay que ir se va, pero ir “pa´ na´” es tontería”.

Ahora bien,

  • ¿Alguien sabe qué va a suceder cuando inicia un proceso de cambio?
  • ¿Tenemos la capacidad para predecir qué resultados vamos a obtener cuando afrontamos un proceso de transformación profundo?
  • ¿Alguien podía imaginar el éxito de Steve Jobs cuando en 1976 decide crear un ordenador personal, cambiando el paradigma de la informática?
  • ¿Alguien podía prever el éxito de Pep Guardiola cuando en su primera temporada decide prescindir de algunos jugadores que habían sido clave en ese equipo?…

Obviamente, nadie puede asegurar el éxito de un proceso de cambio. Ni si quiera qué es lo que puede suceder durante el proceso.

Cuando decidimos afrontar un cambio o transformación. Tenemos que ser conscientes de la incertidumbre que va a provocarnos una situación desconocida y unos resultados inciertos.

¿Qué nos impulsa a cambiar?

“La pregunta que tendríamos que hacernos es qué es lo que nos puede impulsar a realizar ese cambio.

Qué fuerza hay que nos permite dar ese paso hacia un terreno desconocido, más allá de una expectativa de beneficio o mejora.”

Cuando nos planteamos la opción del cambio, hay dos preguntas que de forma consciente o inconsciente aparecen en nuestra mente: de qué me estoy alejando y a qué me estoy acercando. Estas dos preguntas determinan cuáles son los motores del cambio, y la dirección que voy a tomar.

  • En la primera encontramos el por qué del cambio. Por ejemplo: no quiero continuar con estos procesos porque no me sirven para llegar a mis clientes. No quiero continuar con este equipo porque hay personas que no están motivadas. No quiero continuar en este trabajo porque estoy desmotivado…
  • Y en la segunda encontramos el para qué del cambio. Lo que queremos, las razones o los motivos que nos impulsan a cambiar. Por ejemplo, quiero construir un nuevo producto para satisfacer las necesidades actuales de mis clientes. Quiero incorporar a nuevas personas a mi equipo para mejorar el rendimiento. Quiero crear mi proyecto de emprendimiento para trabajar en algo que me gusta…

Es en esta segunda cuestión, dónde encontraremos el propósito, lo que hay detrás de cada acción. Y estará conectado con la visión que queramos lograr.

“Antes de abordar un proceso de cambio es necesario responder a esta cuestión:

¿para qué voy a realizar este cambio?, ¿cuál es el propósito del cambio?

El cambio y la adversidad

Ahora bien, durante el proceso de cambio, es probable que se produzca adversidades o situaciones inesperadas que nos pueden hacer dudar de lo que estamos haciendo. Es muy posible que nos plateemos sí realmente merece la pena el sufrimiento o el dolor asociado al cambio. Tendremos que tener unas razones sólidas y que estén fundamentadas en eso que queremos conseguir. Para que cuándo se produzcan dichas adversidades, podamos continuar en el camino hacia nuestro propósito.

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Hace unos días releía un pasaje de “El hombre en busca de sentido” de Viktor Frankl. Psicólogo creador de la logoterapia, y superviviente a la terrible experiencia de los campos de concentración nazi. En este pasaje, el autor hacía referencia a uno de los momentos más críticos de aquella experiencia, y comparaba su reacción con la de otros prisioneros: “Mientras ellos se preguntaban, “¿Sobreviviremos a este campo? pues sí no, este sufrimiento no tiene sentido”. Mi pregunta era algo distinta: «¿Tiene todo este sufrimiento, estas muertes en torno mío, algún sentido? Porque sí no, definitivamente, la supervivencia no tiene sentido, pues la vida cuyo significado depende de una casualidad (ya se sobreviva o se escape a ella) en último término no merece ser vivida.»

Cuando lleguen esos momentos complicados o esas contrariedades, quizás sea conveniente hacernos preguntas similares a las que se hizo Frankl. Aunque nuestras circunstancias sean mucho más afortunadas a las que él tuvo que vivir: ¿Tienen sentido estas adversidades o contrariedades para mí? ¿Tiene sentido este proceso de cambio?

«Quién tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo» (Viktor Frankl)

The Promise – Bruce Springsteen