Ir por nuestra cuenta.

Los amantes de la música recordarán el pegadizo estribillo “How does it feel? To be on your own…” Mítica canción de Bob Dylan, “Like a rolling stone”, posteriormente versionada magistralmente por los Rolling Stone.

«Ir por nuestra cuenta» es una de las claves que nos hacen movernos y levantarnos cada mañana. Es uno de los principales factores motivacionales intrínsecos: la autonomía, la libertad para hacer lo que queramos.

Desde hace unos días leo ávidamente la biografía de uno de mis grandes referentes, Bruce Springsteen. En su vida confluyen los tres factores de motivación intrínseca, que D. Pink nos explica en su libro “La Sorprendente Verdad Sobre Lo Que Nos Motiva”.  La autonomía, la maestría y el propósito. Los tres factores se entremezclan para dar lugar a una historia épica. El sueño de un niño se fue conjugando para hacerse realidad con el transcurso de los años.

No hay atajos hasta llegar a la maestría

Cuando llegó su primer gran éxito en 1975, «Born to run», tenía 25 años. Pero ya llevaba a sus espaldas miles de horas de actuación en bares, salones de institutos y en cualquier lugar dónde pudiera conectar su guitarra. Esas horas de preparación y entrenamiento exhaustivo fueron la base de su éxito. Obviamente su formación musical se fue refinando, orientando hacia dónde sus inquietudes musicales le llevaban. Pero sin esa cantidad de kilómetros en la carretera, sin todas esas repeticiones de canciones propias y clásicos, nunca hubiera llegado a la cima. Como se suele decir “no hay atajos”. Sólo hay un camino: practicar y entrenar con intensidad.

 “La pelea se gana o se pierde lejos de los testigos, en la trastienda, en el gimnasio o en la calle. Mucho antes de salir a bailar bajo las luces” (Mohammed Ali)

Y como todos comenzó por lo más sencillo: imitando a sus grandes ídolos (Elvis, los Beatles, Roy Orbinson, Dylan Woody Guthrie…). Hasta encontrar su propio estilo y convertirse en una voz única y diferente en el mundo de la música. Supo encontrar su propia identidad musical.

La autonomía, la libertad

Sin embargo, todo nace de un chispazo, de algo que ves, que escuchas o sientes, y que te hace cambiar y desear hacer “eso”. A partir de ese momento ese factor motivacional intrínseco guía tus pasos, y se convierte en un impulsor básico. La autonomía, ser libre para decidir. Es la libertad para crear tu propia vida, para hacer lo que te apasiona.

Bruce cambió la vida para la que estaba predestinado. La que le condenaba a vivir en su pueblo natal, Freehold (New Jersey), y tener un trabajo de 9 a 5 como le sucedió a su padre. Rompió las normas que establecía la sociedad clásica estadounidense. Eligió una vida independiente, libre, rebelde…a lo James Dean, pero con una causa: la música.

Su motivación era lograr vivir por su cuenta, a su aire. Haciendo lo que más le gustaba, la música y tocar su guitarra. Esa motivación le llevó a malvivir, a ser extremadamente pobre en sus inicios. Con problemas para ni siquiera ganar unos pocos dólares para el alquiler de un cuartucho. Pero como nos cuenta: “Eso qué más daba, hacía lo que quería y era feliz”.

El propósito

Pero faltaba algo más. Ni la maestría, ni la autonomía le habrían encumbrado a lo que es. Y mucho menos en el negocio de la música de los 70. Plagada de tantos héroes que se fueron prematuramente como Jim Morrison, Jimi Hendrix, Janis Joplin…

Hacía falta un propósito, dar sentido a lo que hacía. Algo que permitiera tener un recorrido mayor. Y no quedarse en la cima del mundo durante “los 15 minutos de gloria”. Ese propósito era el de convertirse en una gran banda de rock (la E Street Band). En vivir de “esto”, en crear una comunión entre lo que hacían y el público, y hacerlo bajo la premisa del corazón.

“Esa es la fuerza que les ha permitido seguir tocando durante más de 40 años: dar cada noche lo mejor de cada uno.

Y recordar a sus fans o seguidores lo mejor de ellos: sacar lo que son, sus identidades, a través de un intercambio de sonrisas, alma y corazón.”

Porque sin corazón, sin amor, el recorrido se hace largo y deja de tener sentido. Esa es la clave en cualquier negocio, ya sea una banda, un equipo o una empresa: “jugar con el corazón”. 

«Una vida sin propósito es una muerte prematura.» (Goethe)

Where the bands are – Bruce Springsteen