AHORA QUE…
Parece que las cosas van mejor…
No me olvido de los malos momentos pasados. De esos días en los que no sonaba el teléfono o no recibía ni un sólo correo electrónico. Ahora que parece que las cosas empiezan a arreglarse, no me olvido de las noches en vela, repensado el negocio o planteándome preguntas sin respuesta. Ahora que preparo cursos cada semana, no me olvido de las dudas que me invadían aquellos días en los que me preguntaba sí estaba capacitado o tenía talento para la formación, el coaching o la escritura. Y, pese a que las cosas pintan bien, sigo teniendo miedo de tener que volver a habitar una oficina en un trabajo monótono y sin sentido como el protagonista de “Días de Fútbol”.
Probablemente nunca podré decir lo que canta Sabina en “La canción más hermosa del mundo”, “me libre de los tontos por ciento, del cuento del business”. Porque, aunque las cosas van mejor, ese lugar está reservado, quizá para los privilegiados, como algunos de los cantautores a los que más admiro (Sabina, Quique González o Txetxu Altube). Ellos si son capaces de hacer canciones que me tocan la fibra y hacer estremecer mi corazón. Porque en el fondo, éste sabe que quizá ese era uno de mis sueños frustrados, por un profesor que dijo que no tenía talento para tocar la guitarra con apenas 6 años. Curioso lo de los dones, las fortalezas o el talento…A veces un hecho puede cambiar las cosas y desviarnos de caminos que tenían corazón hacia otros donde terminamos perdiéndonos irremediablemente.
Pero las emociones nos avisan…
Y pese a todo, el miedo, la incertidumbre, la ansiedad y los nervios siguen ahí. Como cuando vas a quedar con esa chica que te gusta, pero que no tienes ninguna certeza si tú le gustas o no, porque no eres capaz de saber si estás interpretando correctamente las señales o simplemente la estás cagando. Hoy sigo dudando sí esto es sólo una buena racha pasajera o a la vuelta de la esquina me espera otro parón. Como me dice uno de mis mejores amigos, has elegido una vida como la de los actores, que de pronto tienen un éxito de taquilla, y al poco tiempo pasan al anonimato y nadie se acuerda de ellos.
Pero, cómo lidiar con esas emociones y sentimientos que nos producen dolor. La teoría la he aprendido a base de leer libros de emociones, indagar en el subconsciente y entender mis miedos más atávicos, en los que coincidimos todos los humanos: el miedo al fracaso, a perderlo todo y estar más cerca de la muerte. Porque como decía el gran Punset, nunca debemos olvidar que el verdadero motor del ser humano es la supervivencia, aunque también seamos seres sociales y necesitemos relacionarnos. Entonces, ¿dónde está la clave para mantener el sosiego, la calma, la templanza o la serenidad?
Habitar el ahora…
Según el viejo cuento zen de la serenidad, el secreto está en cinco palabras, “cooperar incondicionalmente con lo inevitable”. Qué fácil es decirlo y qué difícil es integrarlo en cada célula de tu cuerpo. Porque nos resistimos a no tener el control de las cosas, a que la realidad sea tan diferente de la que nos gustaría. Otros maestros espirituales aconsejan “habitar el ahora”, el eterno presente, alejándonos de la nostalgia del pasado y evitando crearnos expectativas respecto al futuro. Probablemente sea la receta correcta, aunque desconfío de recetas o pócimas mágicas. La cuestión es qué cosas te permiten habitar el presente sin desviar tu atención. Sin que tu mente y tu ego te jueguen una mala pasada. Las respuestas comunes las encontramos en la meditación, el mindfulness, la atención en el cuerpo, el silencio, la naturaleza… Sin embargo, estoy lejos de considerarme un experto en estas artes, pese a que últimamente lo intento con denuedo.
Y, ¿qué me queda a mí para habitar el presente? La música. Aunque, es un arma de doble filo, porque las canciones te llevan a recuerdos, despiertan emociones y sentimientos asociados a situaciones vividas en el pasado, algunas dolorosas. Como no asociar una canción que escuchabas con tu expareja o que ponían tus padres cuando eran jóvenes, y que aparezca el sufrimiento o la nostalgía de un tiempo que no volverá. Por otro lado, también son capaces de generar una fuerza interior que te ayudan a agrandar tu sueño y conectarte con aquello que deseas con más fuerza: una maestría, un proyecto, una profesión, un amor, una familia… Lo cual puede ser positivo, pero también generar un efecto negativo si tus expectativas se desbocan.
Tocar y escuchar música para habitar el presente
Pero, en la música, también hay presente. Puede ser al tocar una guitarra mientras tarareas una canción. Ahí centras toda tu atención en lo que haces. Sólo hay un instrumento que intentas dominar (otra vez el control), el ritmo, unas letras, la entonación correcta…y surge la magia. Incluso a veces, parece que lo haces bien, como cuando tocaba con mi primo, y nos permitíamos el lujo de hacer algunos “arreglos” cambiando un par de acordes o variar la entonación del “No dudaría” de Antonio Flores.
Y también hay presente cuando escuchas alguna canción que te lleva a soñar con algo que toca la fibra de tu corazón y lo abre de par en par. Son esas canciones que, por ejemplo, hablan de trenes que llevan “a santos y pecadores, a perdedores y ganadores, a putas y jugadores, a almas perdidas…” a un lugar mejor. Y también a los que sus sueños se frustraron porque la vida es como es, y casi nunca como a nosotros nos gustaría que fuera. Por más que nos vendan la moto del “si quieres puedes” o “al final siempre llega el premio”. A veces no, y tenemos más ejemplos de perdedores que de ganadores.
Un lugar donde la fe es recompensada
Pero esas canciones nos llevan a creer en una tierra donde los sueños y las esperanzas se cumplen. Y necesitamos seguir creyendo en eso, porque creer en esa utopía, es la que nos permite seguir caminando, como explicaba E. Galeano. Aunque la vida a veces se vuelva muy perra. Una tierra donde la fe es recompensada y, donde por fin podemos llegar a esa Tierra Prometida de la que habla Bruce Springsteen en sus canciones. Aunque sólo por esta vez sea sin pagar el precio del billete del tren que nos lleva a ese lugar dónde deseamos llegar.
Por eso, aunque sigo teniendo miedo, aunque se que los malos momentos volverán, y nunca tendré el control de la vida, reencontrarme con canciones como “Land of Hopes and Dreams”, me permite seguir soñando con esa tierra. Y con unos trenes donde tienen cabida no sólo los ganadores sino los que luchamos y peleamos cada mañana, y fallamos más que acertamos. Pero seguimos ahí, soñando con una vida que tenga más sentido, que nos permita disfrutar de lo que hacemos y con personas que compartan nuestros sueños.
(Bruce Springsteen)
Sí quieres saber más sobre coaching, liderazgo de equipos o gestión de equipos de trabajo, no dudes en contactar con nosotros. Y pregunta por nuestros procesos de trabajo, servicios de coaching de equipos y coach personal y profesional.