14 actitudes positivas para el trabajo en equipo (1ª PARTE)
Ver el vaso medio lleno…
Hace unos meses, escribía un post en el que describía 8 actitudes que dificultan el trabajo en equipo. Las personas que tienen este tipo de actitudes, podríamos agruparlas en el colectivo de personas tóxicas. Con este tipo de personas es difícil lidiar en el día a día, y son capaces de destruir cualquier equipo. En la gestión de equipos de trabajo, cambiar este tipo de actitudes y comportamientos es complicado, aunque no imposible.
Sin embargo, puede ser mucho más efectivo, comenzar a valorar y a fijarnos más en otro tipo de personas que encarnan actitudes mucho más positivas y enriquecedoras y que nos pueden servir de ejemplo, para practicarlas nosotros mismos. Es mejor ver el vaso medio lleno que medio vacío, porque si ponemos el foco en lo que nos falta más que en lo que tenemos, difícilmente vamos a poder vivir en paz y acabaremos en la queja y el victimismo en lugar de la responsabilidad por cambiar aquello que no nos gusta.
1. Participación: el dinamizador
Jorge Valdano, jugador, entrenador y ex-directivo del R. Madrid, sostiene que “todo jugador de un equipo debe sentirse protagonista dentro del mismo”. Y la forma de darle protagonismo a alguien es alentando su participación. Las personas que participan en las reuniones, que se muestran y toman riesgos son los dinamizadores de los equipos. Son personas que nos invitan a participar, que exponen sus ideas y opiniones, y animan a que el resto se exprese. Sin participación de todos los componentes de un equipo, no hay equipo.
2. Pasión: el apasionado
Decía Bruce Springsteen en uno de sus grandes éxitos que “no se puede empezar un fuego sin una chispa” (you can´t start a fire without a spark). Las personas que muestran pasión por lo que hacen contagian con su energía al resto. Son los que disfrutan haciendo su trabajo, y suelen encontrar en ello su propósito.
3. Atención a los detalles: el detallista
Hace muchos años, escuché al entrenador de baloncesto Aíto García Reneses, decir que la final del campeonato se decidiría por “pequeños detalles”. En los detalles es dónde se ganan o se pierden los partidos. Las personas que se preocupan por los detalles nos recuerdan algunas cosas que a veces pasamos por alto, pero que resultan transcendentales para el devenir de los equipos y las organizaciones. Detalles que van desde cómo evitar enviar un mail incendiario a recordar los cumpleaños de sus compañeros.
4. Positividad: el positivo
Hace unos años, se hizo famosa la expresión del entrenador holandés Louis Van Gaal, “tú siempre negativo, nunca positivo”. Encontrar el coeficiente adecuado de positividad dentro de un equipo es vital. Los equipos necesitan personas que vean más el vaso medio lleno que vacío. Pueden ser conscientes de las dificultades, pero saben poner el foco en lo positivo, y son capaces de contagiarnos con su optimismo.
5. Alegría y buen humor: el divertido
En un mundo plagado de malas noticias, necesitamos personas que nos alegren la vida. Que sean alegres, divertidas y desborden buen humor. Y los equipos necesitan eso, incluso cuando las cosas van mal. En el libro Lecciones de Liderazgo, podemos encontrar el ejemplo de la expedición del Endurance de Ernest Shackleton, atrapada en el hielo durante 634 días, es un buen ejemplo para comprobar que incluso en los momentos más complicados y difíciles se puede recurrir al humor y a la diversión.
6. Capacidad para relativizar: el equilibrado
Dice Rafa Nadal que la clave no es ir a los extremos, ni cuando se gana ni cuando se pierde. En España, sin embargo, tenemos la tendencia a ser excesivamente catastrofistas. Las personas que son capaces de mantener un equilibrio relativizanlo todo, tanto los éxitos como los fracasos, deberían ser “ejemplos a seguir”. Sobre todo, cuando ante un traspiés ponen una sonrisa, se lo toma con humor y miran hacia adelante.
7. Empatía: el que sabe ponerse en tu lugar
Daniel Goleman estableció tres tipos de empatía: empatía cognitiva, que nos hace entender y comprender cómo piensa una persona; empatía emocional, que nos permite sentir en nosotros mismos las emociones de otra persona; y la preocupación empática, que nos hace ser sensibles hacia las necesidades de otras personas y ayudarlas. Encontrar en un equipo a personas que se preocupen por los demás, es una de las claves para lograr la conexión emocional de los equipos.
“La vida causa los mismos contratiempos y las mismas tragedias tanto a optimistas como a pesimistas, pero los primeros saben enfrentarlas mejor.” (Martin Seligman)
En el próximo post, continuaremos describiendo otras actitudes positivas que permiten mejorar el trabajo en equipo, ayudar en la gestión de equipos y transformar grupos en equipos.