Descubre la identidad de un equipo.

Da igual que  nos estemos refiriendo a empresas, organizaciones o equipos deportivos. Parece existir un acuerdo unánime en que los valores deben ser uno de los pilares básicos sobre los que se construye un EQUIPO.

Sin embargo, ¿es factible construir un equipo basado en valores, cuando apenas reparamos en conocer cuáles son los que guían nuestra propia vida? La empresas engalanan las paredes de sus oficinas con carteles que muestran estos valores. Intentan reflejar su identidad, su cultura. ¿Son reales?, ¿los cumplen en el día a día, en cada una de las decisiones que toman? o ¿es “postureo”?

Sí llegamos al acuerdo de la conveniencia de colocar los valores como uno de los elementos clave para la construcción de un equipo, empresa u organización, habría que saber cómo podemos hacerlo. Es más, deberíamos conocer a nivel particular qué son los valores, cómo podemos descubrir los nuestros y qué importancia le damos a esos valores.

¿Cómo se construye un equipo a través de sus valores?

El ejemplo del mejor equipo de rugby del mundo, los All Blacks de Nueva Zelanda, nos sirve para comprobar cómo se construye un equipo basado en valores. Cuando el cuerpo de entrenadores llegó al cargo en 2004, se encontraron con un equipo destrozado. Tenían por delante, la tarea de reconstruir el equipo, dándole una identidad que habían perdido durante los últimos años. Desde el principio había determinados elementos que no admitían discusión alguna. Uno de ellos eran los valores que servirían de marco para construir al equipo.

El problema de los valores es que queda muy bonito poner en los carteles que nos guiamos por la integridad, el sacrificio, la determinación, la pasión, la colaboración o la responsabilidad… Pero si no son llevados a la práctica, pierden fuerza y se vuelven contra la organización o el equipo. Algo que lamentablemente ocurre muy a menudo en las empresas.

“La clave, por lo tanto, radica en transformar esos valores en acciones cotidianas.”

Y para conseguir eso, es necesario que esos valores sean vividos en primera persona, que nos identifiquemos con ellos, que aparezcan en nuestro día a día. De esta forma podrán identificarnos y saber quiénes somos, qué representamos. Claro, esto exige una premisa inicial: necesitamos conocernos a nosotros mismos, ser capaces de hacernos preguntas que nos ayuden a descubrir nuestra identidad, y saber si está alineada con la del equipo.

Si el valor que propone el líder de un equipo o la dirección de una empresa no está alineado con mis valores, no podré sentirme integrado dentro de ese equipo, y al final tendré problemas. ¿Cómo lo sabré?

“Cuando haya algo que me enfade especialmente, atento, seguro que hay algo que está atentando contra mis valores.”

Barre el vestuario

Volviendo a nuestro ejemplo, el valor central de los All Blacks es la humildad. Y para poder instaurar este valor, el proceso fue de dentro hacia fuera. La humildad se encuentra profundamente integrada en la cultura neozelandesa. Para este pueblo, el “creerse superior” está muy mal visto. La humildad, por lo tanto, es un componente vital de la personalidad de este pueblo. Así los jugadores pudieron adoptar ese valor como algo principal dentro de su código de valores, porque lo llevaban dentro.

Y lo que es más importante, ¿qué hicieron para integrar ese valor en una acción cotidiana? La acción consistía en que dos de los jugadores más veteranos del equipo, después de cada partido, barrían el vestuario.

“Nunca seas demasiado grande como para hacer las pequeñas cosas que hay que hacer”

Eso que hacen los All Blacks es construir un equipo sobre unos valores, y vivirlos en el día a día. Aquí no hay trampa ni cartón, y eso es lo que les da fuerza como equipo.

No surrender – Bruce Springsteen & E Street Band: el valor de “no rendirse”